A pesar de la altura del tren, a pesar de esas nubes que a veces vemos pasar por debajo nuestro y no por arriba, el nombre del ramal C-14 tiene una historia que excede al paisaje. Nació cuando dos periodistas tucumanos hicieron el recorrido y le pidieron al maquinista, al pasar por el Viaducto La Polvorilla, que echara una gran bocanada de vapor. Y cuando el hombre así lo hizo, el frío ambiente rápidamente condensó el chorro y formó una nube que envolvió al tren. Un click, una foto, y el famoso ramal ya estaba bautizado con una denominación que no podía sino atraer a los visitantes curiosos de conocer este trazado de todos los records.