Gaudí era una persona propensa al misticismo católico. Quiso ser el arquitecto de Dios, y no por casualidad su obra más pretenciosa fue la inconclusa Iglesia de la Sagrada Familia, por la cual hay quienes buscan beatificarlo en el Vaticano. Otra obra a gran escala que no pudo realizarse por la bancarrota de Eusebi Güell fue una colonia obrera donde se ubicarían fábricas y habitaciones para trabajadores en las afueras de Barcelona. Iba a ser una pequeña ciudad autónoma con su propia iglesia, de la cual apenas se construyó una genial cripta abovedada de planta poligonal estrellada. Las columnas inclinadas soportan un conjunto de bóvedas convexas que por su resolución arquitectónica son consideradas una de las obras más emblemáticas de Gaudí.