En Praia do Rosa la mayoría de sus habitantes autóctonos desciende directamente de los portugueses conocidos como azorianos (de las Islas Azores), quienes eran cazadores de ballenas. No por casualidad se instalaron en esta zona, donde las ballenas francas llegan entre junio y noviembre y se las puede observar como en Puerto Madryn. Los azorianos siguen siendo en gran medida pescadores y cultivadores de mandioca. Y los "extranjeros" vendrían a ser la camada de gente que vino de otros lugares de Brasil a instalar posadas turísticas. Una muy utilizada por los argentinos es la Posada Vida, Sol y Mar, inaugurada en 1993 por un argentino llamado Enrique Litman, cuya empresa industrial no resistió el "uno a uno" de Cavallo y decidió emigrar a Brasil con su esposa y sus cinco hijos. Hoy en día el señor Litman se ha convertido en uno de los impulsores del ecoturismo en Praia do Rosa y es dueño de un complejo de bungalows ubicado en un predio de 2 hectáreas sobre la ladera montañosa, a metros de la playa. Para llegar a la posada se asciende por un empinado sendero que serpentea entre la vegetación. Cada bungalow tiene una pequeña terraza con vista al mar y una hamaca, y por la noche se puede dormir arrullados por las olas y las brisas marítimas. El interior está equipado con TV color, cocina y vajilla completa y la piscina tiene una vista panorámica hacia el mar, rodeada por bananos y flores. Sitio web: www.vidasolemar.tur.br