La escritura de la parcela en la que descansan sus restos le había sido entregada en diciembre de 2006, en representación del club, por el delantero de Boca Rodrigo Palacio y por Guillermo Barros Schelotto, quien actualmente juega en Columbus Crew de Estados Unidos pero sigue siendo uno de los grandes ídolos de la hinchada "xeneize".

María Esther Duffau, tal su nombre, murió ayer, a los 74 años, a causa de una descompensación generalizada y sus restos fueron velados durante toda la noche en el hall central de la Bombonera.

Por allí pasaron el presidente del club, Pedro Pompilio, quien dejó una corona de flores, así como muchos socios e hinchas de la institución de la Ribera.

También pudo verse a "Cacho" Laudonio, el personaje que arenga a la gente haciendo flamear una bandera en la puerta del túnel cada vez que Boca está por salir a la cancha en la Bombonera.

El estado de salud de La Raulito comenzó a complicarse el 22 de diciembre pasado, cuando debió ser internada en el hospital Argerich después de una caída que le produjo la rotura de la cadera.

En los últimos tiempos había sufrido una afección en el fémur de la pierna derecha que la mantenía postrada y la obligaba a desplazarse en silla de ruedas.

Hacía bastante tiempo que vivía en el asilo del ex Hospital Rawson y en los últimos días, cuando su enfermedad se agravó, fue trasladada al Argerich.

Nacida en 1933 en el barrio porteño de Villa Urquiza, La Raulito fue una niña de la calle que pasó por el reformatorio, la cárcel y el manicomio.

El día en que Palacio y Barros Schelotto le entregaron la documentación de la parcela, confesó que en su niñez "iba a ser hincha de Argentinos Juniors" pero que después se inclinó "solita" por Boca.

Y siempre dijo que le hubiera gustado "ser macho y jugar en la Primera de Boca como Diego Maradona".

Su vida fue llevada al cine en 1975, interpretada por Marilina Ross en una película titulada "La Raulito", dirigida por el chileno Lautaro Murúa, con guión de Juan Carlos Gené y Martha Mercader.

La Raulito fue a Boca durante décadas lo que Haydée Luján Martínez, conocida como La Gorda Matosas, fue para River. Fueron contemporáneas en el acompañamiento visceral hacia sus camisetas. Hasta la despedida de ambas fueron parecidas. La Gorda Matosas murió en 1996 poco antes de que River ganara su segunda Copa Libertadores.

La Raulito se fue horas antes de que el Boca de toda su vida le ganara 2-1 a Cruzeiro por la misma copa, en La Bombonera, convertida tras el partido en una capilla ardiente para darle el último adiós a la hincha que consagró su vida al amor xeneize.