El vicepresidente y titular del Congreso, Alvaro García Linera, fue el encargado de explicar que el debate se iniciará recién mañana para dar paso a un último intento de acuerdo en la llamada Comisión de Concertación que integran parlamentarios de las cuatro bancadas.

Aunque no hubo más voz oficial que la del mismo García Linera, circularon versiones de que el propio oficialismo tenía problemas con 4 legisladores disidentes que reclamaban consenso para votar la consulta.

Se supo además que Poder Democrático y Social (Podemos), la principal bancada opositora, decidió sumar otros reclamos a los punto que se consideraban ya consensuados, y que eso complicó la chance de un acercamiento y, en consecuencia, de la sesión.

"Lamento que un pequeño núcleo opositor tenga la actitud de romper el diálogo y luego se genere violencia y confrontación. Por eso hemos decidido que el debate se inicie a las 15 de mañana", explicó García Linera, según la agencia DPA.

En la sesión de mañana debe analizarse el proyecto de ley de convocatoria a un referendo para ratificar la nueva Constitución -aprobada en diciembre en la ciudad de Oruro- y a otro para dirimir la distribución de la tierra.

Para poder sesionar, el oficialismo necesita 105 bancas ocupadas de las 157 que hacen al total de ambas cámaras. Como el MAS tiene 82, le faltan 23 congresistas, lo que hace vital un acuerdo con la oposición (además de Podemos, Unidad Nacional y el Movimiento Nacional Reformista).

La cuestión del quórum pareció complicarse porque 4 oficialistas (dos diputados y dos senadores) adelantaron que votarían en contra del referendo si la iniciativa no era consensuada, para lo cual propiciaban cambios en el texto constitucional.

"Estaremos en el Congreso Nacional y si es posible nos quedaremos a dormir en su interior para evitar que el MAS consiga la aprobación de la ley de convocatoria del referéndum de la nueva Constitución", prometió la podemista Ninoska Lazarte, que advirtió que la oposición no permitirá "ni tretas ni jugarretas con la aprobación de una ley que hace al futuro del país".

Mientras, los movimientos sociales, campesinos e indígenas leales al presidente Evo Morales y agrupados en la Coordinadora Nacional para el Cambio (Conalcam) ratificaron, a través de su titular, Fidel Surco, que ejercerán "una presión incontenible e incontrolable" hasta que el Congreso apruebe la consulta.

Unas 15 mil personas aguardaban hoy en la localidad de Patacamaya, 100 kilómetros al sur de La Paz, que el Congreso apruebe la ley. Si ello no ocurre, reiniciarán una marcha que culminará el lunes con una vigilia del edificio del Congreso boliviano.

En busca de evitar esa medida, García Linera llamó "los legisladores radicales de oposición a sumarse a ese esfuerzo para entregar al pueblo su derecho a decidir el futuro de Bolivia mediante el voto", consignó la estatal Agencia Boliviana de Información (ABI).

Según portales de diarios paceños, el diálogo se trabó porque Podemos demandó 5 nuevos puntos: la revisión de los símbolos patrios, la eliminación de la condición "plurinacional" del Estado, el mantenimiento e las dos cámaras del Congreso, y la revisión de los derechos colectivos de los pueblos indígenas y de la religión oficial de Bolivia.

Hasta acá, la Comisión había incorporado los conceptos de "república" y "nación boliviana" en el artículo 1 del proyecto constitucional, delimitó los alcances de la justicia ordinaria y comunitaria y determinó que la función económica social para la propiedad privada sólo se aplicará en zonas agrícolas y no en las urbanas.

La oposición cuestiona también el uso de la wiphala (la bandera símbolo de las comunidades indígenas) y el concepto de plurinacionalidad.