El lunes, el vicepresidente Lage y el canciller Pérez Roque fueron desplazados del gobierno de la isla por el presidente Raúl Castro, una medida que horas después fue respaldada por su hermano Fidel, quien calificó a ambos funcionarios "ambiciosos" e "indignos" del proceso revolucionario.

"La miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno. El enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos", expuso.

Castro rechazó además versiones que adjudicó a la prensa internacional que situaban los cambios en el marco de una sustitución de "fidelistas" por "raulistas".

El anuncio de las renuncias de ambos funcionarios -mediante sendas cartas- a los cargos oficiales y partidarios que aún mantenían fue publicado hoy por el diario oficial Granma, según reprodujeron las agencias noticiosas DPA y ANSA.

En los textos reproducidos Lage y Pérez Roque asumen su "responsabilidad" por los "errores cometidos", cuya naturaleza no revelan.

Lage, médico de 58 años que llegó a representar al país en visitas oficiales, especialmente en América Latina, renunció a los cargos de de vicepresidente del Consejo de Estado, miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC) y de su Comité Central y a su puesto como diputado.

"Puede usted estar seguro que mi nuevo puesto de trabajo será una oportunidad para continuar sirviendo a la revolución y siempre, como hasta hoy, seré fiel al Partido (Comunista) a Fidel y a usted", escribió Lage, que no aclaró cuál es su nueva tarea.

Por su parte, en su propia carta, Pérez Roque anunció su renuncia como miembro del Consejo de Estado, del Comité Central del PCC y del cargo de legislador.

También, como Lage, prometió "continuar defendiendo con lealtad y modestia" a "la revolución y sus ideales".

Ambos fueron sustituidos inicialmente en sus principales cargos el lunes, junto a más de una decena de ministros, sin comentarios adicionales para sus casos.

La reestructuración se debió, en general, a la búsqueda de un gobierno "más compacto y funcional" dijo una nota oficial.

Tal decisión abrió nuevas incógnitas sobre la supuesta política de apertura y de reformulación del Estado -dentro del esquema del comunismo cubano- que había iniciado Raúl Castro en su primer año de gobierno formal.

Las carreras políticas de los dos funcionarios de mayor proyección en el gobierno de la isla habían surgido públicamente en medio de la peor crisis sufrida por el proceso cubano encabezado por los Castro en los 90, cuando desapareció la Unión Soviética.

Una reseña de la agencia DPA, señaló que así como Lage y Pérez Roque parecen haber llegado al final de sus carreras políticas, igual suerte corrieron otros colaboradores que llegaron a encumbrarse en los cargos más importantes del régimen castrista.

Se trata de José Miró Cardona, ex primer jefe de la Cuba revolucionaria que se exilió en Estados Unidos en 1960; Manuel Urrutia, primer presidente de la experiencia castrista; y Aníbal Escalante, dirigente expulsado del PC y condenado a 15 años de cárcel acusado de crear una "microfracción" soviética.

También conocieron la caída del poder, Luis Orlando Domínguez, ex presidente del Instituto de Areonáutica Civil que fue arrestado en 1987 y condenado a 20 años de prisión cuando intentaba salir de la isla con su familia; Humberto Pérez, ex vicepresidente del Consejo de Ministros destituído en 1987 acusado de "concepciones y prácticas erróneas".

La lista también incluye a Arnaldo Ochoa, Héroe de la Revolución y miembro del Comité Central del PC, fusilado en 1989; José Abrantes, ex jefe de la escolta de Fidel por 30 años condenado a dos décadas de cárcel; Carlos Aldana, miembro del Buró Político del PC expulsado del partido en 1992; y Roberto Robaina, ex canciller destituído en 1999 acusado de "prácticas deshonestas" y "deslealtad".