El breve enfrentamiento a cañonazos fue el primero en siete años entre las dos Coreas y elevó la tensión en la península coreana una semana antes de la llegada a Seúl del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Horas después del combate en el Mar Amarillo, el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, ordenó a su ministro de Defensa, Kim Tae-young, preparar a las fuerzas armadas para cualquier contingencia. A última hora de ayer, Kim fue al Parlamento y dijo creer que Corea del Norte tomará medidas de represalia.

Los 680.000 militares de las Fuerzas Armadas surcoreanas ingresaron hoy en alerta máxima, pero no se detectaron movimientos inusuales de tropas norcoreanas, informó un oficial del Estado Mayor Conjunto a la agencia de noticias surcoreana Yonhap.

Consultado sobre si las fuerzas estadounidenses en Corea del Sur también estaban en alerta, un vocero militar norteamericano en Seúl, David Oten, aseguró que el contingente no hacía comentarios sobre asuntos operativos o de seguridad. Estados Unidos tiene a 28.500 soldados en Corea del Sur para disuadir cualquier agresión de Corea del Norte.

El oficial del Estado Mayor Conjunto surcoreano dijo que el alerta máxima significaba que las tropas tenían orden de reforzar la vigilancia, especialmente en las zonas fronterizas. Barcos surcoreanos hicieron hoy patrullas de rutina a lo largo de la frontera marítima entre las dos Coreas, agregó.

Desde Corea del Sur manifestaron que una lancha militar norcoreana quedó "envuelta en llamas" y severamente dañada tras recibir unos 15 cañonazos durante el incidente en la disputada frontera marítima occidental, que fue escenario de mortales choques en 1999 y 2002. El diario surcoreano Chosun Ilbo informó que un oficial norcoreano murió en el enfrentamiento y tres marinos resultaron heridos.