Los ataques, que dejaron múltiples víctimas en cinco días, llegaron en momentos en que los partidos políticos intentan formar un nuevo gobierno desde las elecciones del 7 de marzo, en las que ninguna agrupación consiguió la mayoría absoluta.

Las primeras detonaciones se registraron entre las 9.30 y las 9.45 y destruyeron seis edificios en tres barrios capitalinos del centro y norte de mayoría chiita. Al menos 43 personas murieron en estas explosiones, dijeron fuentes médicas y policiales.

Una de las deflagraciones tuvo lugar en un restaurante cerca de la calle Haifa, donde se encuentran numerosos ministerios y oficinas gubernamentales, dijo la policía a la agencia de noticias DPA.

Varias horas después, un coche bomba estalló en un mercado y mató a seis civiles, informó la policía. Más de 160 personas resultaron heridas en los ataques, según voceros hospitalarios.

"Estamos en estado de guerra contra los restos de Al Qaeda" en Irak, dijo el vocero del ejército iraquí en el comando central de operaciones militares en Bagdad, general Qassim al-Moussawi.

El portavoz dijo que los "terroristas" tratan de sabotear el proceso político de Irak. Los ataques llegaron dos días después de tres atentados coordinados en los que murieron 40 personas en Bagdad.