Tanto la presidenta costarricense, Laura Chinchilla, como el mandatario nicaragüense, Daniel Ortega, señalaron en sus reuniones con el secretario general que las discusiones en torno del río San Juan y los aspectos medioambientales, la seguridad y el desarrollo fronterizo "han sido temas recurrentes" en el diálogo bilateral. Insulza indicó que, "si bien la situación se ha tensado, no existe deseo alguno de que escale" la confrontación, y recalcó que ambos países "manifestaron reiteradamente su interés en dar prioridad al diálogo".

De hecho, afirmó Insulza, los dos líderes reconocen que la comisión binacional es el espacio institucional adecuado para abordar temas de interés mutuo, y ambos estarían dispuestos a acudir a la próxima cita, prevista para el 27 de noviembre, acompañados de representantes de la Secretaría General de la OEA. La OEA recomendó en su informe "evitar la presencia de las Fuerzas Armadas y de seguridad en áreas donde su presencia pudiera generar tensión", ante la denuncia de Costa Rica de que militares nicaragüenses se encuentran en su territorio.

De acuerdo con Insulza, Costa Rica expresó que comparte el interés de Nicaragua en "prevenir y enfrentar el narcotráfico, el tráfico de armas y el crimen organizado" en la frontera, y en la oportunidad de impulsar planes conjuntos de desarrollo en el área, aunque dentro de los límites de cada uno. Las dos naciones coinciden, también, en la importancia de la protección del ambiente, en referencia al dragado del río San Juan que efectúa Nicaragua, a quien Costa Rica acusa de verter sedimentos en su territorio. Ambos países mostraron, además, su interés en terminar el proceso de definir los tramos pendientes de marcación en la frontera.

Insulza advirtió que su mandato se limita a gestiones de buena voluntad para crear un clima y un espacio propicio a las negociaciones, pero que en ningún momento puede discutir o resolver el tema de fondo, que es el conflicto limítrofe en la Isla Calero, que tanto Nicaragua como Costa Rica reclaman como propia.