21:03 › SIRIA
Los sirios regresaron a las calles para pedir cambios en el gobierno de Bashar al Asad, heredero de un poder que se mantiene en el país desde 1971, y las fuerzas de seguridad volvieron a reprimir, provocando al menos 20 muertos en la ciudad de Sanamein, unos 50 kilómetros al sur de Damasco, capital del territorio. Ayer, Asad analizaba eliminar la ley sobre el estado de emergencia, vigente desde 1963, que le permite al Estado censurar a los medios de comunicación, a las fuerzas de seguridad realizar arrestos preventivos y prohíbe las manifestaciones. Asad también ordenó anoche liberar a todas las personas que fueron detenidas por las manifestaciones.
La protesta comenzó después de las oraciones del mediodía, la celebración religiosa semanal más importante para los musulmanes, cuando activistas de la oposición comenzaron una marcha en solidaridad con las víctimas de la ciudad sureña de Deraa, ubicada a 100 kilómetros de la capital, donde en los últimos días se produjo una represión policial contra manifestantes que dejó decenas de muerto.
Según dos residentes de Sanamein contactados por Al Yazira, la manifestación que se desarrolló en esa ciudad fue pacífica pero agregaron que, aun así, la policía decidió usar municiones de plomo para dispersar a los participantes en la protesta.
Los disturbios registrados a primera hora de la tarde se extendieron también a la ciudad de Deraa, donde, según Al Yazira, una persona murió por nuevos choques con fuerzas de la seguridad cuando los manifestantes destruyeron una estatua del ex presidente Hafez al Asad, 1971-2000, padre del actual gobernante, Bashar al Asad.
Ese choque se produjo después de que tuviera lugar en Deraa una manifestación pacífica en la que participaron miles de personas y en la que se rindió homenaje a los activistas de la oposición asesinados en esa ciudad en los últimos días.
Deraa, cerca de la frontera con Jordania, había amanecido con un ambiente de tensión, pero sin la presencia de fuerzas policiales, que optaron inicialmente por replegarse para evitar enfrentamientos con los activistas de la oposición.
Las fuerzas de seguridad estaban apostadas a las afueras de la localidad e interrogaban a quien quería entrar a ella, pero dentro de Deraa no se vieron policías ni tropas del Ejército, por lo menos hasta primeras horas de la tarde.
En la mezquita Al Omari, en una plaza de Deraa bautizada como Plaza de la Dignidad por los manifestantes de la oposición, el imán que dirigió las oraciones pidió calma a la fieles y dijo que "la violencia vivida aquí los días pasados es desconocida para el país".
Después del acto religioso comenzó una procesión con los féretros de tres de las víctimas de los últimos días, mientras los participantes, algunos de ellos portando pancartas pidiendo el final de la ley de emergencia, en vigor desde 1963, coreaban eslóganes contra la corrupción.
Una portavoz del Ministerio de Información de Siria, Reem Hadad, dijo a la cadena Al Yazira que la policía tenia órdenes de no disparar contra manifestantes, "siempre y cuando las protestas sean pacíficas".
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