El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, admitió la derrota de su partido en los comicios municipales y autonómicos y achacó los resultados a los efectos de la crisis económica. "Era de esperar que el PSOE recibiese hoy un castigo en las urnas. Lo asumimos y lo entendemos. No ha sido fácil explicar los orígenes y la naturaleza de la crisis y no hemos sabido llegar a nuestros conciudadanos", manifestó en una declaración en el cuartel general de los socialistas en Madrid.

Antes, el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, fue el primero en felicitar al opositor Partido Popular por haber ganado "ampliamente". Rubalcaba encabezó una conferencia de prensa en la que informó de los últimos datos electorales y en la que eludió pronunciarse sobre un eventual adelantamiento de las elecciones generales, previstas para marzo de 2011.

El PP supera en casi diez puntos al PSOE en las elecciones municipales al conseguir 37,58 por ciento de los votos, frente al 27,83 de los socialistas, con el 93,64 por ciento de los sufragios escrutados. La tercera fuerza política en porcentaje de votos en el país es Izquierda Unida (IU), con el 6,37 por ciento de los sufragios.

El PSOE sufre también un fuerte revés en las elecciones autonómicas en las que pierde dos de sus principales feudos regionales, las comunidades autónomas de Castilla-La Mancha y Extremadura, en las que el PP lograría la mayoría absoluta.

El Partido Popular hizo una primera valoración de los resultados, que calificó de "una gran victoria electoral", a través de su vicesecretaria de Organización, Ana Mato, en base a los sondeos. "De confirmarse estos datos se estaría hablando de una nueva etapa política en España", señaló en una declaración ante la prensa.

Los planes de ajuste de Rodríguez Zapatero para dar respuesta a una crisis en medio de una situación económica y social cada vez más precaria generó indignación en la población que en la recta final de la campaña tomó las calles del país para pedir un cambio político y social. El “Movimiento 15-M”, nombre que toma del día que comenzaron las protestas en todo el país en respuesta de una convocatoria de la plataforma “Democracia real ya”, mantuvo un pulso con el gobierno al punto que desafió la decisión de la Junta Electoral Central de concentrarse durante la jornada de reflexión y votación.

Decenas de miles de personas “anónimas” en todo el país se volcaron a las calles para expresar su “indignación” ante una clase política que utiliza a los ciudadanos como “mercancía política”, en referencia principalmente a los dos grandes partidos PSOE y el opositor PP.