Con las manos extendidas al cielo, en señal de captación de la energía que irradia el sol, Evo, hijo de aymaras, pidió "paz, igualdad, dignidad y una buena producción para que no falte el alimento" en el inicio de un nuevo tiempo agrícola.

Mientras tanto, a unos 600 kilómetros más al este, en el emplazamiento preincaico de Incallajta, el vicepresidente García Linera reivindicó las culturas precolombinas: "Cómo no sentirnos orgullosos de nuestros antepasados, que lograron crear nuevas civilizaciones agrícolas e hidráulicas. (...) Cuando en Europa la gente tenía que recoger el agua en pequeños baldes de madera, en Tiwanacu, en la zona Amazónica, aquí, en Incallajta, nuestros abuelos sabían controlar el agua, podían llevarla a cada casa a través de complejos sistemas hidráulicos".

El Wilka Kuti fue recibido en Tiawanacu, el centro de la cultura más longeva de los Andes, a más de 4000 metros sobre el nivel del mar; en Incallajta, a 2600 y, a menos de 2000 metros en Samaipata, en el este del país.