Carlos Cerodio, trabajador del hospital, explicó que "si bien hay una instalación de gas reciente, el Ministerio de Salud porteño nunca envió los artefactos y por eso Metrogas (empresa concesionaria del servicio) niega la habilitación".

Además, el trabajador detalló que el 15 de febrero del año pasado "se inundó el subsuelo hasta una altura de dos metros y medio, arruinando calderas, lavadero y todo lo que funcionaba abajo, y eso nunca se reparó".

Tras esta inundación, en marzo del año pasado, el gobierno porteño intentó cerrar el Instituto y trasladar sus equipos al Hospital de Ojos Santa Lucía, pero un fallo de la jueza Elena Liberatori, mantiene esta medida en suspenso.

Cerodio destacó que "en una misma sala están internados hombres, mujeres y niños, porque en el área de internación masculina no funcionan los baños, además tampoco nos entregan materiales descartables para trabajar" y añadió que "el topógrafo que se usa para los exámenes de córnea no funciona hace tres meses y las retinografías hace un año y medio que se realizan en el Santa Lucía porque acá se arruinaron y nunca lo repararon".

A manera de ejemplo, destacó que los empleados colocaron un cartel en la puerta de la guardia dirigido a los pacientes que dice: "Traer rollos de cocina para secarse las lágrimas" cuando son atendidos.

En tanto, Carlos Albonigá, delegado de Sutecba informó que "de los dos ascensores uno no funciona y el otro se rompe seguido, por lo que muchas veces la gente que por problemas de salud no puede subir las escaleras se va del hospital sin poder atenderse".

El delegado, que es técnico de fotografía, también dijo que "faltan enfermeras y personal administrativo que es el que da los turnos y recepciona a los pacientes".

El Instituto Lagleyze, según datos oficiales, atiende a mil personas por día, realiza 35 cirugías diarias, especialmente de cataratas, y es el único que contaba con un tomógrafo de retina en el país.