Luego de que el Colorado definiera que su compañera de fórmula para la gobernación bonaerense sería Mónica López, una dirigente de su riñón y no del radicalismo, los tironeos con Alfonsín se trasladaron a las cabezas en las listas de postulantes diputados y primer senador.

Tampoco hay acuerdos en las 135 intendencias de la provincia, donde el radicalismo tiene mayor experiencia de gestión y De Narváez no consiguió ningún adepto con chances concretas. Así y todo, Alfonsín reconoció que la alianza con Unión Celeste y Blanco es un “aporte a futuro para tratar de reconciliar estas dos fuerzas políticas”, la UCR y el peronismo.

En su opinión, “se terminó el sistema clásico bipartidista en la Argentina” y por ello la tendencia es el “bifrentismo” a partir de las “disidencias” de los partidos tradicionales.

En este sentido afirmó que va a “seguir trabajando para reunir identidades políticas compartidas”, como en el caso del socialismo que lidera el gobernador Hermes Binner, de quien dijo que “la diferencia estuvo en cuanto al modelo, pero seguramente vamos a estar juntos en la segunda vuelta” electoral de los comicios de octubre próximo.