Cristina reivindicó las políticas implementadas por la Argentina desde 2003 a la fecha, y entre otras medidas destacó la reestructuración de la deuda externa, "sin recurrir al mercado de capitales"; la incorporación al sistema jubilatorio de más de 2 millones y medio de personas; el crecimiento del 80 por ciento del PBI en los últimos 8 años y la firma de más de 200 convenios colectivos de trabajo. E insistió en que "no hay sociedades que pueden crecer de manera sostenida si no disminuyen la desigualdad, la brecha entre los más ricos y los más pobres".

En otro tramo de su discurso contradijo al Premio Nobel Joseph Stiglitz, y afirmó que "lo importante es cómo se reparte la torta, no su tamaño, y sin que nadie se atragante". Por último, exhortó a los economistas presentes a "romper los moldes" y a retomar los principios del capitalismo, y a comprender que "no hay manera de sostener ningún modelo económico si no está acompañado por la sustentabilidad social".

Cristina se refirió también a la situación de Grecia y aseguró que allí "se pretende curar con la misma medicina que ya dio malos resultados en nuestro país". Advirtió que "cuanto más se demore el abordaje del problema, más terrible van a ser las crisis como le ocurrió a la Argentina en 2001". "Habiendo visto un enfermo con las mismas síntomas se quiere aplicar en mismo remedio que mató al enfermo", señaló..

La Presidenta insistió con que los organismos multilaterales de crédito siguen "insistiendo en la aplicación de programas de ajustes que van a ser nocivos para los países en crisis" y recordó que la Argentina reestructuró su deuda con una importante "quita" que fue criticada por el sistema financiero internacional. Destacó que la base del plan puesto en marcha en ese momento era la de pagar "en base a nuestras posibilidades".