Piñera sostuvo que el accidente "fue extraordinariamente grave" y "toca el corazón y el alma de todos los chilenos". Manifestó sus "condolencias" a los familiares de las personas que fueron rescatadas sin vida y les transmitió "la comprensión y solidaridad del gobierno chileno".

Los 21 tripulantes y pasajeros, entre ellos un equipo de televisión, funcionarios de gobierno, empresarios y militares viajaban a apoyar la reconstrucción de Juan Fernández, asolada por un tsunami en 2010. La nave cayó al Pacífico a sólo cientos de metros de su aeródromo de destino, con una pista de apenas mil metros.

Luego de horas de búsqueda, el alcalde de la zona, Leopoldo González, se resignó: "Antes señalé que es imposible que haya sobrevivientes y mantengo mi posición (...) El avión está 26 metros bajo el mar".

La operación de rescate partió durante la noche local cuando ocho buzos tácticos de la Armada saltaron desde un avión Hércules C-130 a la zona del desastre, en medio de olas de cinco metros. Momentos después encontraron la puerta del avión y partes del fuselaje, como confirmó el gobernador marítimo de Valparaíso, Otto Mrugalski, bajo cuya jurisdicción está el área.

El primer cuerpo, de una mujer, lo avistó y recuperó uno de los pescadores que apoyaban la búsqueda cerca de Isla Pinilo, en la bahía Villagra, detalló el contraalmirante Cristián de la Maza. Luego aparecieron otros tres -aún sin identificar- dos son hombres y dos mujeres, según la última versión oficial.

La tragedia, una de las peores en la historia de Chile, movilizó a fragatas, aviones militares y embarcaciones civiles a la zona, distante 670 kilómetros de las costas sudamericanas chilenas. "Es un duro golpe", definió Piñera, quien

perdió a amigos y colaboradores en otro accidente aéreo hace año y medio.