Durante su discurso, Cristina Kirchner subrayó que Argentina se convirtió en el tercer productor de leche en polvo a nivel mundial, puntualizó que la producción de ese sector se incrementó un 30 por ciento en los últimos ocho años y precisó que en el país "el consumo per cápita se ubicó en 205 litros de leche por habitante por año, que es el mismo nivel de los países desarrollados".

Además, destacó que actualmente el PBI es actualmente "el doble que el que existía en 2003", antes de que asumiera Néstor Kirchner, e instó a los trabajadores del sector lácteo a "agregar más valor" y apuntar al objetivo de "industrializar la ruralidad". No obstante, reconoció que "es obligación de quienes tenemos responsabilidad de conducir los destinos de la Nación, tomar todos los instrumentos necesarios para que este proceso de crecimiento del 80 por ciento del PBI no se detenga y siga adelante".

"Nos hemos dado cuenta que mercado interno y exportación no son una antinomia, a mayor desarrollo y bienestar de la población, mayores niveles de exportación vamos a lograr", aseguró y anticipó que "este año vamos a superar los 80 mil millones de dólares de exportación, contra los 25 mil millones de 2003".

Por otra parte, advirtió que "la gente se vuelve violenta cuando ve que no tiene esperanzas de futuro" al comparar la situación de Argentina con las de otros países donde, dijo, "miles de jóvenes no van a poder estudiar porque no hay gratuidad". De esta manera, aludió a los recientes incidentes en Chile donde estudiantes universitarios volvieron a manifestarse en reclamo de educación gratuita.

El mensaje presidencial estuvo destinado a los productores rurales, a quienes pidió "agregar más valor" a los productos lácteos como quesos de pasta dura e industrializar su proceso. Convocó así a "industrializar la ruralidad" para que "los chicos capacitados en el lugar vuelvan, se queden y tengan salida laboral" y generen la condiciones para que existan más "posibilidades de crecimiento".