Sileoni explicó que el trabajo consistió en "una investigación de carácter cualitativo, con opiniones, percepciones y valoraciones de los actores, de los beneficiarios, de las familias y de los directores". Acotó además que "la asignación universal contribuyó a generar conciencia acerca de la importancia de la educación".

Entre los ejemplos citados mencionó el de una madre que contó que su hijo "duerme abrazado a su mochila, porque nunca tuvo una". Una tercera reconoce que está comprando chapas para su casa "para no pasar frío durante el invierno", mientras otro padre reconoce que "está mejorando la instalación eléctrica de su vivienda". Sileoni, al analizar los testimonios, sostuvo que tanto "los útiles como las chapas, mejoran la calidad educativa, porque mejora la calidad de vida de las personas".

De la investigación también surge que "algunas familias, por primera vez, pueden compartir una comida en una cadena de hamburguesas: tienen derecho a hacerlo -agregó Sileoni-, ¿o los chicos pobres no pueden acceder a esos lugares, normales para muchos otros pibes?". Sileoni destacó además que los testimonios demuestran que "cambió el corazón de la escuela: ahora es el aula, no el comedor".

Las familias encuestadas resaltaron también la posibilidad de acceder a espectáculos gratuitos o haber presenciado los festejos del Bicentenario, de tal manera que "pueden construir dignidad", concluyó.