Las definiciones fueron planteadas durante una reunión de dirigentes del Comité Federal del Partido Socialista, en que la se anunció para febrero de 2012 un Congreso Federal para reemplazar a José Luis Rodríguez Zapatero en la presidencia del partido. Allí, el actual mandatario señaló que la derrota en las urnas se debió a la "decepción explicable" que generó en la población la persistencia de la crisis y sus efectos sobre las economías familiares. "Preocupados y absorbidos por la articulación presupuestaria de las medidas, seguramente no acertamos a integrar su explicación en un discurso global y coherente", reconoció.

Asimismo, explicó que la crisis y sus consecuencias para los ciudadanos marcaron para la campaña electoral un escenario muy complicado, "difícil de imaginar más adverso" y, sin embargo, admitió que su gobierno cometió "errores de gestión y de comunicación, imputables solo a nosotros mismos".

Tras el análisis, Rodríguez Zapatero llamó a los miembros de su partido a asumir con "humildad y entereza democrática" el resultado electoral en que el PSOE perdió unos cuatro millones de votos y 59 escaños en la Cámara de Diputados, su peor resultado desde la restauración de la democracia en España tras la dictadura franquista (1939-1975).

Por su parte, el ex candidato socialista a la jefatura del gobierno, Alfredo Rubalcaba, no dejó en claro si aspira a suceder en el cargo a Zapatero, pese a la tremenda derrota que le infligió el conservador y futuro presidente Mariano Rajoy. En su intervención, Rubalcaba sostuvo que pese a la victoria abrumadora del PP, "no hay derechización de la sociedad española".

Los votantes socialistas "se han resistido a votar al PP", aseguró. "Hemos enviado votos a la izquierda y otros se han quedado en casa", indicó el ex ministro del Interior, desmintiendo así la mayoría de los análisis postelectorales de la prensa española, que hablan de un importante éxodo de votos socialistas desencantados a favor del PP.