16:42 › CIUDAD DE BUENOS AIRES
La Cámara del Crimen confirmó los procesamientos por "homicidio culposo agravado, lesiones culposas graves y leves" para los empresarios responsables de Beara, el boliche de Palermo en el que se derrumbó un entrepiso en 2010 y causó la muerte de dos jóvenes, por lo que irán a juicio oral y público. El tribunal sostuvo la decisión de la jueza de primera desestimar la investigación por coimas a funcionarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
La Sala Séptima del tribunal ratificó los procesamientos de los empresarios Juan Carlos Yun, Agustín Dobrila, Roberto Kattan Coria, Iván y Ronaldo Flies y Maximiliano Frattini, cuyos bienes fueron embargados hasta cubrir la suma de tres millones de pesos.
El 4 de octubre último la jueza de instrucción Alicia Iermini procesó a los responsables de la sociedad "El Viejo Sabio", que regenteaba el boliche. La causa investigó el derrumbe del entrepiso que provocó heridas de muerte a Ariana Lizarraga, de 20 años, y Leticia Provedo, de 21; mientras que otras 20 personas sufrieron heridas de diversa gravedad.
Al dictar los procesamientos la jueza Iermini desestimó un pedido del fiscal Andrés Madrea, quien reclamaba que se investigue si hubo pago de coimas para permitir el funcionamiento de Beara y que se indague por el delito de "cohecho" a funcionarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
El representante del ministerio público había reclamado que se investigue a Norberto Casano, jefe del departamento de Esparcimiento; Pablo Seicuscas, director de Habilitaciones Especiales; Carlos Mustapich, por la supuesta habilitación del local; Gustavo Amaru, maestro mayor de obras y al ex director de Habilitaciones y Permisos, Martín Farrel.
Los camaristas Juan Cicciaro y Mauro Divito desestimaron los argumentos de los abogados defensores de los responsables del lugar, que señalaron que allí se celebraba una "fiesta privada". Y consideraron que "tuvo lugar una actividad bailable destinada al público en general, cuya relación con las muertes y lesiones consecuentes se funda en el ingreso indiscriminado y la circulación de personas al entrepiso sin control".
"El entrepiso fue utilizado ya no como un espacio reservado sino como un lugar más del local en el que incluso, los concurrentes no se hallaban cómodos por la afluencia del público", manifestaron los jueces en la resolución. En ese sentido, citaron testimonios que daban cuenta de que "al haber tanta gente ni siquiera se podía bailar" y otro relato de un joven que graficó que "para caminar necesitaba ir con una mano al frente para hacer lugar y pasar entre la gente".
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