03:01 › "ELLOS NO DIERON SU VIDA, SE LAS ARRANCARON"
Por Ailín Bullentini
Cada una de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora acabó el día en el que se cumplieron 35 años de su primera caminata alrededor de la Pirámide que mira a la Casa Rosada con un dije que recuerda a la primera de ellas, hoy desaparecida. “Ella, Azucena Villaflor, entendió de qué se trataba la ausencia de nuestros hijos porque era una laburante. Y también supo cuál sería su destino”, confió Aida Sarti, madre de Beatriz Sarti.Como si fuera la mano de su “querida amiga”, Aída apretó el obsequio que les entregó a todas la agrupación H.I.J.O.S., y retomó el agradecimiento que su compañera Taty Almeida había iniciado arriba del escenario: “La noche anterior a su desaparición me llamó y me dijo: 'Aída, si sentís que un coche te sigue, si alguien por la calle te toca y te quiere agarrar, tirate al suelo y gritá'. A ella no la salvó la estrategia. Hoy no podemos hacer otra cosa que recordarla y abrazarla desde acá, con la fuerza de nuestra lucha”.
Lucha. Resistencia. Sacrificio. Coraje. Ejemplo. Las palabras se repiten y, en algún punto, quedan vacuas a la hora de significar el agradecimiento que representantes de varios organismos de derechos humanos, organizaciones sociales y gremiales, más algunos dirigentes políticos quisieron expresar en el auditorio del teatro del Sindicato de las Telecomunicaciones (FOETRA). Todos llegaron desde la Plaza de Mayo, en donde a primera hora de la tarde las Madres habían invocado los recuerdos de sus comienzos.
Camilo Juárez, en nombre de H.I.J.O.S, asumió la necesidad de festejar la vida de las Madres aunque su razón de ser no cause más que dolor: "Fueron quienes nos enseñaron que el amor solo existe cuando se comparte y la felicidad solo es cuando es colectiva”. “Ahora nos toca a nosotros cuidarlas a ustedes, que han cuidado a un país entero durante todos estos años”, desafió Juárez. A través de su voz, las palabras del poeta desaparecido Francisco “Paco” Urondo ayudaron a completar el mensaje: “Arderá el amor/ arderá su memoria/ Hasta que todo sea como lo soñamos / como en realidad pudo haber sido”.
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y la dirigente de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Lita Boitano, recordaron que no estuvieron solas: “Son la familia que completó a nuestra familia, aquellas que desde el primer minuto impidieron que los nombres de nuestros hijos y familiares cayeran en el olvido”, agradeció Boitano, mientras Carlotto definió a las Madres como “hermanas de llantos, lucha, inquietudes, dolores y logros”, y festejó en plural: “Vencimos a la dictadura. Se olvidaron de que somos madres y que el amor que una siente por sus hijos no muere nunca”. Lila Pastoriza, exdetenida desaparecida y miembro del Espacio para la Memoria; Eduardo Jozami, del Centro Cultural Haroldo Conti; el titular de la Central de Trabajadores Argentinos, Hugo Yasky; miembros del espacio Flores Solidario, del Movimiento Evita, representantes de ATE-Legislatura porteña y militantes de FOETRA manifestaron el mismo reconocimiento.
Sentadas en hilera sobre el escenario, sus pañuelos blancos fueron el marco perfecto de las arrugas que, en sus caras, son un mapa que registra cada paso de su historia, cada día de su búsqueda, cada grito de denuncia. “Ninguna de nosotras eligió cubrir su cabeza con un pañuelo ni ser Madre de Plaza de Mayo, pero nos arrebataron lo más preciado que teníamos y no íbamos a seguir siendo las mismas que entonces”, sentenció Almeida. Los bordados que llevan sus cabezas recuerdan que la herida no cierra, pero también que son lo que las mantiene erguidas.
Luego del minishow del grupo de percusión Choque Urbano, y antes del recital de Música Esperanza, orquesta integrada por los estudiantes de la cátedra de música popular que Línea Fundadora sostiene en la ExEsma, las Madres agradecieron el homenaje “en nombre de todas: de las que estamos, de las que se fueron pero siguen presentes en el aire”, sostuvo Almeida. “Son 35 años de pedir Justicia por nuestros hijos, que no dieron la vida sino que se las arrancaron”, y culminó: “Gracias a los H.I.J.O.S por la compañía al andar. Mientras haya militantes como ellos, que cada vez son más por suerte, nosotras estaremos tranquilas. De a poco podremos pasar la posta para que nuestros nietos recuperen sus identidades y los 30 mil estén siempre presentes”.
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