Nacido en Curuzú Cuatiá en 1944, Iglesias Brickles estudió en la Escuela Nacional de Artes Visuales Manuel Belgrano, en la Prilidiano Pueyrredón y además se perfeccionó con Aída Carballo, de quien fue discípulo y ayudante. Realizó más de treinta exposiciones individuales, entre otros escenarios en el Centro Cultural Recoleta, el Museo de Arte Moderno y el Museo Eduardo Sivori.

La pintora Marcia Schvartz recordó que "lo conocí cuando él era ayudante de Carballo, yo tenía 16 años, y se convirtió en uno de mis referentes". "Nos fuimos haciendo amigos en el taller. Después hicimos muchas cosas juntos en varios lugares del país", contó la artista, quien agregó que Iglesias Brickles "era alguien con mucho sentido del humor, escribía muy bien, tenía un perfil bajo pero agudo y ácido en sus pronunciaciones. Era un tipo muy ético en su forma de manejarse. Y, claro, era un artista excelente, que logró una imagen propia".

"Me reconozco en la tradición del arte universal. Mis referentes son todo el arte occidental y lo que conozco del arte oriental. Para mí no hay generaciones en el arte, ni pasado, ni futuro", aseveró el artista hace poco. "Creo que en el arte siempre estamos en el presente, Miguel Ángel está en el presente, Caravaggio está en el presente, Velázquez está en el presente, Gauguin está en el presente, Beckmann y Dix están en el presente, Spilimbergo, Berni y Lacámera están en el presente, Paladino y Clemente están en el presente", concluyó.

La imaginería de este singular xilograbador estaba poblada de obreros, cabecitas negras, héroes y heroínas de batallas olvidadas, consecuencia de un compromiso político y estético ligado a su militancia durante 18 años en el Partido Comunista Revolucionario.