Obama, quien se mostró hoy visiblemente consternado por la masacre, dispuso que las banderas de la Casa Blanca, los edificios federales y complejos militares ondeen a media asta en honor de los asesinados hasta la puesta de sol del martes 18 de diciembre. Poco antes, su portavoz, Jay Carney, había indicado que hoy no era momento para sacar a relucir la cuestión del control de armas, un tema casi tabú para ciertos sectores políticos del país.

El atacante, hasta el momento las sospechas caen sobre Lanza, ingresó a la escuela vestido de negro y con un chaleco antibalas para abrir fuego contra los presentes. Según el New York Times, el joven se suicidó luego de cometer los asesinatos. Además, en una vivienda relacionada con el presunto tirador fue hallado un cuerpo sin vida, al parecer del hermano del atacante, según comunicó CNN.

Otros medios norteamericanos señalan que el director del colegio es una de las víctimas fatales del tiroteo que, según testigos, comenzó en los pasillos del establecimiento al que concurren unos 600 niños de entre cinco y diez años.

Alexis Wasik, de ocho años, declaró a la cadena CNN que la policía hizo recuento de todos los menores antes de dejarles abandonar la escuela y que debían caminar acompañados de otro alumno. "No entendemos cómo ha podido entrar nadie en el colegio, es casi imposible", se preguntó el padre de la menor.