Hollande advirtió que el despliegue de tropas prometido por la Unión Africana tardará más de una semana. Hasta entonces, el presidente galo confía en que los efectivos franceses y malienses puedan detener el avance insurgente. Países como Níger, Burkina Faso, Senegal, Togo, Nigeria y Benín prevén respaldar al gobierno maliense con una tropa panafricana de 3.300 efectivos.

El presidente francés explicó que, en su apoyo al Ejército maliense, Francia es "parte implicada" en el combate por frenar el avance salafista y justificó su modo de operar por el hecho de que esos terroristas no quieran "dejar de cometer atentados, abandonar las armas o salir de Mali, porque muchos son de fuera".

El jefe de Estado dejó claro que París no busca ser el "gendarme de África", sino que deben ser los africanos sus "propios defensores y quienes garanticen su seguridad", pero destacó que Francia es un país amigo, que actúa a petición del presidente interino de Mali, Dioncunda Traoré, y en el marco de la legalidad internacional.

"Si no hubiéramos asumido nuestra responsabilidad el viernes, quién sabe dónde estaría hoy Mali, teniendo en cuenta lo que hoy sabemos sobre sus medios y sus intenciones", exaltó Hollande.

Ante medios franceses e internacionales, el mandatario recalcó no obstante que Francia no tiene intención de quedarse y que "toda Europa debe dar su apoyo" a la fuerza africana que está llamada a tomar el relevo para garantizar la integridad territorial de ese país.