14:25 › ROMA
Al despedirse de los sacerdotes romanos, el Papa criticó que las noticias sobre su renuncia sean presentadas como una "una batalla de poder", pero en su discurso volvió a marcar las diferencias vigentes desde el Concilio Vaticano II y reivindicó algunas decisiones tomadas durante su papado que fueron contra lo decidido en aquel cónclave. Ratzinger también señaló que tras su dimisión permanecerá "oculto al mundo".
El Papa agradeció a los sacerdotes romanos su apoyo y les prometió permanecer cerca aunque permanezca "oculto al mundo" tras dejar su pontificado el 28 de febrero. "Aunque me retire ahora, siempre estaré cerca de todos ustedes en mis plegarias, y ustedes estarán cerca de mí incluso aunque yo permanezca oculto al mundo", indicó el pontífice.
Al igual que en la audiencia general del miércoles, el religioso fue recibido en medio de aplausos y vítores de "¡Viva el papa!". "Les agradezco su afecto, su gran amor por el papa", dijo quien es también el obispo de Roma.
Hasta el final de su pontificado el 28 de febrero, Benedicto XVI cumple con las actividades previstas en su agenda. En los próximos días tendrá encuentros con el primer ministro italiano, Mario Monti, el presidente de Guatemala, Otto Pérez, y el presidente rumano, Traian Basescu.
Hoy se anunció que el secretario privado del pontífice, el arzobispo Georg Gänswein, permanecerá junto al papa en su retiro. "Él lo seguirá tras su renuncia, estará con él en (la residencia de verano de) Castel Gandolfo y en la nueva residencia" a la que Joseph Ratzinger se retirará, en un convento, dijo hoy el portavoz vaticano, Federico Lombardi, que corrigió así una versión contraria anterior.
Benedicto aprovechó su encuentro con los sacerdotes romanos para hablar de antiguos debates teológicos más que sobre su inminente partida. En su discurso, dijo que algunas reformas de la Iglesia de los años 60 han sido "malinterpretadas".
En alusión a su participación en el Concilio Vaticano II (1962-65), que introdujo amplias reformas, como la celebración de las misas en la lengua local de cada país en vez de latín, el pontífice dijo que en aquel momento se pensaba que "todo debía ser reformado".
Pero, alertó, una mayor "inteligibilidad" del mensaje de la Iglesia católica no debe llevar a la banalidad. "¿Quién puede decir que ellos (los fieles) entiendan solamente porque es en su lengua?", se preguntó.
En 2007, Benedicto XVI autorizó el uso del latín nuevamente en las misas, lo que fue elogiado por los grupos católicos más ortodoxos. Hoy mencionó asimismo las diferentes posiciones dentro de la Iglesia en el Concilio y criticó que los medios las presentaran como "una batalla política, de poder".
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