20:53 › DE KEYNES, NI HABLAR
Horas después de firmar el decreto que ordena un recorte de la inversión pública de 85.000 millones de dólares de aquí al 1 de octubre -en cumplimiento de la ley-, el presidente Barack Obama urgió a los republicanos a llegar a un acuerdo: "Cuanto más tiempo estén estos recortes en vigor, mayor será el daño", advirtió en su tradicional mensaje radiofónico de los sábados. "Sigo creyendo que podemos reemplazarlos con un enfoque equilibrado", concluyó.
El mandatario aseguró que los recortes "ya han empezado a infligir daño en diferentes comunidades de todo el país", y reiteró su cálculo de que supondrán la pérdida de 750.000 empleos y la reducción de medio punto porcentual en el PBI. El impacto más inmediato se sentirá en el Pentágono, que en total sufrirá una reducción del 13 por ciento de su presupuesto, mientras que el resto de los programas no relacionados con defensa afrontarán recortes de alrededor del 9 por ciento, de acuerdo con la estimación de la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB) de la Casa Blanca.
"A partir de esta semana, las empresas que trabajan con las Fuerzas Armadas tendrán que despedir gente, las comunidades cercanas a las bases militares sufrirán un duro golpe y cientos de miles de estadounidenses que sirven a su país -agentes fronterizos, del FBI y del Departamento de Defensa- verán sus salarios recortados y sus horarios reducidos", explicó Obama.
El Pentágono ha indicado ya a sus 8000 empleados que habrá recortes de horas y sueldo y a mediano plazo tendrá que empezar a cancelar el mantenimiento de parte de su flota de barcos y aviones. "Esto va a causar un efecto dominó en la economía", aseguró el mandatario. "Los negocios sufrirán porque los clientes tendrán menos dinero que pagar".
Pese a la insistencia del presidente, el líder republicano John Boehner, que preside la Cámara de Representantes, señaló que, en su opinión, el debate sobre el asunto "ha terminado". La congresista republicana Cathy McMorris Rodgers, por su parte, aseguró que los recortes se implementaron "porque el presidente y los demácratas del Congreso no actuaron" para evitarlo. "El presidente tiene que dejar de usar este debate como una excusa para aumentar los impuestos y empezar a aprovechar esta oportunidad de recortar el gasto", apuntó McMorris en respuesta al mensaje de Obama.
Mientras las agencias federales y las empresas privadas se preocupan por cómo las afectarán los recortes, el país comienza a hablar de la próxima crisis presupuestaria que se desatará, de no alcanzar un acuerdo, el 27 de marzo, cuando se agoten buena parte de los fondos federales, cosa que que podría provocar un cierre parcial del Gobierno, ya que caduca una medida excepcional firmada por Obama el pasado 28 de septiembre que disponía 524.000 millones de dólares para financiar las actividades del Gobierno en los seis meses siguientes, ante la ausencia de consenso en el Congreso para autorizar un presupuesto a largo plazo.
Boehner se comprometió a trabajar para garantizar la financiación del Gobierno para el resto del año fiscal, pero la sombra del cierre de algunas dependencias por falta de fondos en 1981, 1984 y 1990, y los múltiples cierres parciales o totales entre 1995 y 1996, bajo la presidencia de Bill Clinton, se ciernen como una amenaza renovada períodicamente.
Obama cree, mientras tanto, que el déficit del presupuesto, que actualmente excede un billón de dólares, puede reducirse sin tener que despedir trabajadores: "Una mayoría del pueblo estadounidense está de acuerdo conmigo sobre este acercamiento, incluyendo una mayoría de republicanos", precisó el presidente. "Solamente necesitamos que los republicanos en el Congreso se pongan al nivel de su propio partido y con el resto del país", añadió.
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