La enfermedad de Andreotti era de larga data por lo que no había participado en las votaciones claves el mes pasado en el Parlamento para la elección del presidente de la República, cargo al que nunca logró acceder. Como uno de los líderes más influyentes de la Democracia Cristiana, Andreotti protagonizó varios escándalos de los que salió limpio: desde los contratos en el sector del petróleo de los años 60, hasta el secuestro y muerte de Aldo Moro en 1978 y la acusación de complicidad con la Cosa Nostra en los años 90,

"Fue un maestro, una persona muy importante para la historia de Italia, para su reconstrucción. Pocos políticos en Italia han contado con tanto prestigio internacional", comentó Ciriano Pomicino, ex ministro durante su gobierno. "Era una persona única. Quien lo conocía sentirá una falta inmensa", declaró en lágrimas la abogada Giulia Bongiorno, que lo defendió de los juicios por mafia.

En tanto, sus eternos enemigos no escatimaron críticas: "Un gran estadista (pero) del Vaticano. El secretario permanente de la Santa Sede", lo definió en una ocasión el fallecido expresidente de la República Francesco Cossiga, rival y correligionario.

"Era un hombre maquiavélico, pero no logró realizar su objetivo: llegar a la presidencia de la República", comentó Roberto Sommella, de la revista económica Milano Finanza.