"Se esperaba, en cierta forma, que le dieran un alerta al nuevo gobierno", apuntó De Vargas al asegurar que el ataque vino de manos del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), un grupo que opera en el norte del país. "El objetivo parecer ser marcar presencia", analizó.

El ministro del Interior añadió que "el mensaje real que debe entender la ciudadanía es que estos criminales están matando a pobres y trabajadores. Asesinaron a cinco personas con el solo objetivo de generar la presencia policial en el lugar".

Los cuerpos de las víctimas fueron retirados a primera hora del domingo y se supo que la quinta víctima fue encontrada a una distancia de unos 50 metros de donde se encontraban los otros cuatro muertos. Efectivos especializados de la policía están en el lugar "levantando evidencias", informó De Vargas. "Por las precauciones que se tomaron no hubo más víctimas", agregó.

El ministro no descartó que la zona sea militarizada pero advirtió que "el gobierno no debe caer en el error de solamente reaccionar enviando personas porque ocurrió algo". "Hay que utilizar estrategias e impedir que esta organización criminal y terrorista marque la hoja de ruta", dijo, siguiendo las directivas de Cartes al asumir. El nuevo presidente remarcó el pasado jueves que entre sus prioridades estará la seguridad y la lucha contra la violencia.

Al EPP también se le atribuyó la llamada "Masacre de Curuguaty", ocurrida en junio del 2012, que provocó 16 muertes. Sin embargo, hasta ahora no ha sido aclarado el confuso episodio. Catorce campesinos están imputados pero no por pertenecer a esa organización clandestina sino como activistas del movimiento de los "sin tierra" de Paraguay. La matanza fue utilizada como argumento por la oposición paraguaya para realizar el juicio político que provocó el derrocamiento del entonces presidente constitucional Fernando Lugo.