El jefe de la policía en Roma, Fulvio della Rocca, dijo que iba a prohibir cualquier "forma (de funeral) solemne y público" y explicò que su decisión está respaldada por el alcalde la capital italiana, Ignazio Marino, que dijo que Roma es una "ciudad antinazi y antifascista".

Marino señaló que cualquier ceremonia "para alguien que causó tanto dolor a las personas de la ciudad" sería inapropiado sobre todo cuando se recuerda el 60 aniversario de la deportación de los judíos del gueto de Roma, que comenzó el 16 de octubre de 1943.

Argentina, donde Priebke vivió durante más de 40 años, anunció el viernes que impediría la entrada de sus restos mortales, después de que Giachini anunciase que el cuerpo del criminal nazi sería "enviado a la Argentina para ser enterrado al lado de su esposa en Bariloche".

El abogado de Priebke anunció sin embargo que el funeral tendría lugar seguramente en una iglesia del centro de Roma el martes. Según Giachini, que alabó el "coraje, coherencia y lealtad" de Priebke, varias personas depositaron flores ante la casa de su cliente.

Priebke, que murió a los 100 años, cumplía bajo arresto domiciliario la condena a cadena perpetua que le fue impuesta por su papel en la Masacre de las Fosas Ardeatinas cometida en 1944, en Roma. En ella murieron 335 civiles italianos en represalia por la muerte de 33 soldados alemanes.

El nazi nunca mostró ningún remordimiento por sus acciones y mantuvo su ideología nazi hasta sus últimos días. Según un comunicado publicado por Giachini tras su muerte, Priebke afirmó que "nunca se encontraron cámaras de gas en los campos de concentración (nazis), a excepción de la que construyeron los estadounidenses en Dachau cuando acabó la guerra".