A pesar de la cantidad de desplazados, la organización consideró que la situación mejoró ligeramente en Haití. La cifra de enfermos de cólera en 2013, en torno a 57 mil, supone la mitad respecto a 2010. Son 306 los campamentos que alojan a los desplazados, que en su mayoría viven sin acceso a servicios básicos y apenas el 8 por ciento tiene suministro de agua, el 4 tiene gestión de residuos y el 54 posee baños. En el promedio hay una letrina cada 114 personas.

El terremoto agravó el déficit habitacional que ya padecía Haití. En enero de 2010, el 67 por ciento de la población urbana vivía en asentamientos improvisados, muchos de los cuales estaban en escarpadas laderas o en el fondo de barrancos. Fue en estos barrios precarios donde más grave y extensa fue la destrucción provocada por el terremoto, con el consiguiente empeoramiento de la crisis de vivienda ya existente.

Aunque las cifras oficiales de las personas desplazadas fueron descendiendo significativamente desde las estimaciones de 1,5 millón de julio de 2010, la mayoría de las personas que fueron relocalizadas no han recibido un alojamiento duradero que garantice su derecho a una vivienda adecuada.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) afirmó que más de 113 mil familias de desplazados internos fueron reubicados en refugios temporales, mientras que más de 55 mil se ubicaron a través de programas de subsidio del alquiler.

Según las estadísticas desde septiembre de 2013, los desalojos forzosos representaron el 11 por ciento del total de personas que abandonó los campamentos de desplazados internos. Al mismo tiempo, el 45 por ciento de la población actualmente está viviendo en ellos bajo amenaza de desalojo.