21:08 › VENEZUELA
Miles de venezolanos convocados por el gobierno bolivariano coparon las calles de Caracas y marcharon hasta la Asamblea Nacional, donde el presidente Nicolás Maduro reclamó "justicia para construir la paz" y advirtió que la oposición "está desintegrada en caos". Al este de la capital, la derecha reunió a miles de simpatizantes "por la libertad" de los detenidos en las protestas, entre ellos el dirigente Leopoldo López, preso por instigar a la violencia.
Durante su discurso, el mandatario bolivariano acusó a la oposición de haber instigado el incendio de una universidad en Táchira. "Ni la peor de las dictaduras se atrevió a incendiar una universidad. Eso es fascismo, terrorismo", aseveró y remarcó que "no son tiempos para la indiferencia sino para comprometerse".
Volvió a cuestionar a los medios que "silencian la violencia de la burguesía" y dejó en claro que su gobierno respeta a quienes quieran "hablar, gritar, expresar opiniones, porque para eso hay democracia". "Los que están a favor de la violencia son una minoría dentro de la minoría. Vuelvo a llamar a la oposición para que se incorpore a dialogar. Abro las puertas de Miraflores, sin condiciones, sin agenda previa", subrayó el mandatario.
Por su parte, los opositores de la derecha se concentraron en cinco puntos del centro y el este de Caracas, y desde cada uno de esos lugares salieron encabezados por diferentes dirigentes para coincidir en una gran concentración en el municipio Chacao. Se leyó allí una carta del detenido Leopoldo López dirigida a Maduro en la que le pidió que renuncie. "La culpa, Maduro, es tuya y del sistema ineficiente, corrupto y antidemocrático que diriges. Como salvarías a Venezuela si tú renunciaras Maduro", fustigó.
Una de las sorpresas de la concentración fue la aparición del líder del partido Voluntad Popular, Carlos Vecchio, buscado por la justicia acusado de promover actos de violencia. El hombre se dejó ver para afirmar que "la lucha no es pueblo contra pueblo, sino contra la corrupción del poder".
En tanto, en San Cristóbal, municipio gobernado por el opositor detenido Daniel Ceballos, se produjo la muerte de Wilfredo Rey, un chofer de una línea de transporte del municipio que falleció cerca de la medianoche tras recibir un disparo. El otro muerto es Argenis Hernández, de 26 años, que falleció tras ser herido de bala por un motorista que le disparó en el municipio de San Diego, gobernado por el también opositor detenido Vicenzo Scarano.
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