En un ambiente mayoritariamente festivo, aunque con algunos incidentes aislados, más de 22.000 centros de votación abrieron hoy sus puertas a las 7 para que los sudafricanos decidan el Parlamento que elegirá al próximo presidente para un mandato de cinco años.

El actual jefe de Estado y gran favorito a ser reelecto, Jacob Zuma, votó esta mañana en su pueblo de Nkandla, en la provincia oriental de KwaZulu-Natal, con actitud relajada y un mensaje optimista. Se espera que Zuma renueve su mandato en estos comicios -los primeros tras la muerte, el pasado diciembre, de Mandela, el "padre" de la democracia sudafricana-, pese a haber sufrido una fuerte baja de popularidad debido a los escándalos de abuso de poder en los que ha estado implicado.

La mayoría de los sondeos indican que el descontento con el partido oficialista por las altas tasas de desempleo, el bajo crecimiento económico y corrupción le harán perder algunos puntos porcentuales al presidente, pero sin poner en riesgo su victoria.

Ante este escenario, la opositora Alianza Democrática (DA) -considerada por muchos una formación blanca- empezó a ser la opción electoral de algunos votantes en un feudo tradicional del Congreso Nacional Africano (CNA, el partido de Zuma), como Soweto. El partido liderado por la candidata a presidenta y gobernadora de Ciudad del Cabo, Helen Zille, aspira también a disputar la mayoría al CNA en la provincia de Gauteng, motor económico del país y donde está Johannesburgo.

Este mismo descontento con el Gobierno se vive también en zonas deprimidas como Bekkersdal y Springs (Gauteng) o Maruleng (en la provincia norteña de Limpopo), donde jóvenes indignados por las deficiencias de los servicios públicos prendieron fuego a colegios electorales y levantaron barricadas en varias carreteras. Las urnas cerraron a las 16 (hora argentina) y los resultados provisionales se darán previsiblemente a conocer el próximo viernes.