El jefe de la policía de Detroit, James Craig, confirmó que Kellom murió ayer luego de ser baleado por un oficial de la fuerza y aseguró que el joven, sospechosos de un asalto, portaba un martillo. "Mi hijo murió con los puños cerrados. No tenía un martillo. Ellos asesinaron a mi hijo en mi cara", aseguró Kevin Kellom, padre de la víctima.

"A la luz de los incidentes nacionales, nos encontramos con este último tiroteo terrible, angustioso, y despreciable y con que otro hombre negro joven tiene que ser asesinado en su casa en frente de su familia con varios disparos", se quejó Ron Scott, director de la Coalición contra la Brutalidad Policial de Detroit, que convocó a una movilización esta noche.

La Fiscal federal Barbara McQuade lamentó lo que llamó "una tragedia" y aseguró que su oficina ya investiga el caso. No obstante, subrayó: "El trabajo policial a veces requiere el uso de la fuerza letal, pero los oficiales deben utilizar sólo la cantidad de fuerza que sea razonable para cada caso. En una situación como ésta, es importante proteger los derechos tanto de los fallecidos como el oficial. Por lo tanto, estamos siguiendo de cerca la investigación ", agregó la Fiscal.

La Oficina del Fiscal del Condado de Wayne asegura que Kellom fue quien, armado con un rifle, asaltó a un repartidor de comida para sacarle dinero en efectivo y pizzas el 31 de marzo pasado en un barrio del este de Detroit.

La muerte del muchacho ocurrió luego de que el equipo de Aprehensión de Fugitivos de Detroit fue a su casa y un oficial del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) -que formaba parte del equipo- le disparó y lo mató.

Según la Policía, Kellom estaba escondido en el ático. Su padre, al ver la orden de arresto, los dejó entrar. En un momento -siempre según el relato policial-, Kellom salió del ático y se acercó a un agente federal con un martillo y el agente respondió con múltiples disparos. El padre niega esta versión.