16:48 › UN FUEGO MáS QUE SOSPECHOSO
El juez de instrucción Manuel Gorostiaga determinó que los dos niños bolivianos que murieron por asfixia durante el incendio de un taller clandestino en el barrio porteño de Flores vivían junto a por lo menos siete personas "bajo órdenes de terceros", y giró el caso al juez federal Rodolfo Canicoba Corral, bajo el delito de "trata".
La medida del magistrado coincidió con el criterio del fiscal Eduardo Cubría, quien había recomendado que la muerte de los hermanitos de 7 y 10 años pasara al fuero federal. "Nos encontramos en presencia de una consecuencia directa -muerte de personas- del delito de trata de personas con fines de explotación laboral", definió Gorostiaga.
El fallo del juez Gorostiaga describe que cuando ambos niños "perdieron la vida se encontraban dentro de un sótano, sin conexión con el exterior, sin otra abertura que una escalera, y al producirse el foco ígneo el ambiente mismo operó como una suerte de jaula, dentro de la cual se intoxicaron por la combustión que provocó la propia quemadura de las prendas de vestir que fabricaban".
"Las vistas fotográficas del sitio en donde tuvo lugar la trágica muerte de los niños, la cantidad de prensas que allí se fabricaban, el hacinamiento en que vivían las personas que eran explotadas y las múltiples máquinas de coser halladas, dejan en claro que nos encontramos en presencia de un caso de trata de personas con fines de explotación laboral", insistió el juez en su resolución.
El siniestro se produjo el 27 de abril pasado, en la vivienda de Páez 2796, donde funcionaba el taller clandestino. El padre de las víctimas sostuvo que sus hijos "no" trabajaban en el lugar, pero confirmó las condiciones de hacinamiento en las que vivían y la ilegalidad de su situación laboral.
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