Luego de que las elecciones municipales y regionales celebradas el domingo en supusieron una pronunciada caída del PP, que perdió la región de Extremadura (oeste), y todas las mayorías absolutas en las nueve comunidades en las que siguió siendo la fuerza más votada, el profesor Pablo Iglesias afirmó que "Podemos no formará parte de ningún gobierno presidido por un candidato del Partido Socialista".

Para tratar de evitar que la formación conservadora siga al frente de algunas de las regiones en cuestión y para consolidar el gobierno en otras donde el PSOE fue el partido más votado, aunque sin los escaños necesarios para llegar a la mayoría absoluta, los socialistas iniciaron una ronda de contactos con el resto de los partidos, entre los cuales incluyó a Podemos.

El PSOE necesitará el apoyo de la formación de Iglesias para gobernar en regiones como Castilla La Mancha (centro-sur), Extremadura o Asturias (norte). Sin embargo, otra opción es que gobierne en solitario en minoría, en cuyo caso sólo necesitaría el respaldo de Podemos para la investidura.

"Para llegar a acuerdos con nosotros, en el caso del Partido Socialista, deberán dar un giro de 180 grados y asumir que las políticas de recortes han sido un desastre, que hay que apostar por medidas de rescate ciudadano y deberán asumir también que tiene que haber tolerancia cero con la corrupción", exigió el líder de Podemos.

Después de un continuo cruce de críticas y acusaciones entre ambos partidos a lo largo de la campaña electoral, en la que Iglesias llamaba "casta" a los socialistas y éstos tildaban a los dirigentes de Podemos de "populistas", parece que la relación ha cambiado, según reconoció el propio Iglesias, cuyo partido se presentó con sus siglas a las elecciones regionales del 24 de mayo, pero no a las municipales, en las que lo hizo a través de candidaturas populares de izquierdas que recibieron un gran apoyo en ciudades como Madrid y Barcelona, donde sus candidatas, la exjueza Manuela Carmena y la activista antidesalojos Ada Colau, están a punto de gobernar. En el caso de Madrid, será previsiblemente con el apoyo del PSOE.