"Es mi sueño ver la bandera israelí ondeando en el Monte del Templo (...) Creo que es el centro de la soberanía judía, la capital de Israel y el lugar más sagrado para el pueblo judío", aseguró Hotovely anoche en una entrevista concedida al canal de televisión del Parlamento israelí.

Sus declaraciones contradijeron a las realizadas un día antes por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, quien había reiterado por enésima vez su intención de mantener intacto el statu quo en el lugar, ocupado por Israel desde 1967, y que sólo permite el rezo musulmán.

Las declaraciones del primer ministro fueron un esfuerzo por rebajar la escalada de tensión que sacude Israel y Palestina, y una respuesta obligada al acuerdo realizado por el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y el rey Abdullah II de Jordania, la semana pasada. Por eso, Netanyahu respondió a las declaraciones de su viceministra con un breve comunicado en el que reafirmaba la política del país con respecto a la Explanada.

En tanto, la violencia continuó hoy en Cisjordania, donde tres palestinos murieron baleados por tropas israelíes en dos incidentes separados. En uno de los casos, dos palestinos fueron muertos a tiros luego de herir a un soldado con un puñal cerca del bloque de colonias judías de Gush Etzion, en el sur del territorio ocupado, en horas de la mañana, informó el Ejército israelí.

Al caer la noche, un tercer palestino intentó acuchillar a otro soldado en un puesto de control cerca de la ciudad de Hebrón, una de las más calientes de Cisjordania, y murió baleado por otros militares, informó también el Ejército.

En línea con un anuncio hecho por Netanyahu tras ese encuentro, Israel comenzó a instalar esta semana un sistema de cámaras en la Explanada, para demostrar que no está haciendo nada que afecte el status de la zona y de las mezquitas que incluye, entre ellas la de Al Aqsa, tercera en la jerarquía del islam.

Casi 60 palestinos y 11 israelíes murieron este mes por una ola de violencia vinculada a rumores de que Israel quería adueñarse de la Explanada, o Monte del Templo, como la llaman los judíos, pese a que Netanyahu los desmintió reiteradamente y acusó al liderazgo palestino de propagarlos para incitar el odio.