Según la agencia Télam, la oficial Mayra Novoa González explicó que esas huellas serían “de antigua data” y basó su hipótesis en que uno de los elementos que se evalúa en el peritaje de las huellas “es la grasitud dejada por los dígitos” que, "con el paso del tiempo se va perdiendo, hasta incluso llegar a desaparecer”.

Las huellas fueron advertidas durante una inspección ocular que realizó la jueza Fabiana Palmaghini al regresar de sus vacaciones y asumir la investigación, el 20 de enero, sólo 48 horas después del hallazgo del cadáver de Nisman, con un balazo en la cabeza, en el baño de su departamento de Torre Le Parc.

"Tenemos establecido en nuestro sistema dactiloscópico que queremos contar con 12 puntos característicos, los que sí o sí tienen que estar presentes. Eso no se pudo ver en las impresiones. Al no poderse ver, no se puede establecer identidad con estos rastros”, explicó la policía.

La falta de precisiones en sentido contrario fortalece la hipótesis inicial de los investigadores que presumen que esas huellas corresponderían a técnicos en refrigeración que estuvieron trabajando en los aires acondicionados del edificio varios días antes de la muerte de Nisman.