Vie 13.05.2016

21:19  › UN GOLPE DE EFECTO DEL PRESIDENTE GIANNI INFANTINO

La diplomática senegalesa Fatma Samoura se convirtió en la primera mujer en ser designada secretaria general de la FIFA

La nominación en el Congreso de Ciudad de México de Samoura, quien trabaja desde hace más de dos décadas en distintos programas de las Naciones Unidas, marca un hito en la dirección de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA). No sólo es la primera mujer en ocupar el segundo cargo en importancia de la FIFA, sino también la primera africana. Desde la fundación de la entidad en 1904, la secretaría general había sido ocupada siempre por hombres provenientes de Europa.

Samoura asumirá así el rol que dejó vacante a principios de año el francés Jérôme Valcke, una figura emblemática en la era del expresidente Joseph Blatter. Tras la salida de Valcke, quien fue suspendido por 12 años de toda actividad relacionada con el fútbol por la comisión de ética de FIFA, la secretaría general era ocupada interinamente por el suizo-alemán Markus Kattner.

La senegalesa, recibida con cálidos aplausos en el Congreso, fue propuesta por Infantino y designada por el Consejo de la FIFA, el órgano que reemplazó al comité ejecutivo en el marco del proceso de reformas lanzado por el ente rector del fútbol mundial.

"Es un gran día para mí, es un honor asumir el rol de secretaria general de la FIFA", dijo Samoura. "Espero aportar mi capacidad y experiencia para ayudar a crecer el fútbol en todo el mundo e impulsar el importante trabajo de reforma que ya está en marcha en la FIFA".

La senegalesa, de 54 años, actualmente es la coordinadora humanitaria en Nigeria del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Si bien nunca tuvo vinculación con el fútbol, Infantino destacó su capacidad de trabajo y liderazgo. "Fatma es una mujer con experiencia y visión internacional que ha trabajado en algunos de los mayores retos de nuestro tiempo", dijo el presidente de la FIFA, que espera que su llegada pueda aportar "aire fresco".

"Tiene una probada capacidad para construir y liderar equipos y mejorar el funcionamiento de las organizaciones. Y muy importante para la FIFA, ella comprende también que la transparencia y rendición de cuentas están en el corazón de cualquier organización que funcione en forma óptima y responsable", añadió Infantino.

Antes de poder asumir, la senegalesa deberá superar un examen de integridad realizado por un comité independiente, tal como establecen los estatutos de la FIFA. Se espera que pueda ocupar su cargo antes de mediados de junio, indicó el organismo en un comunicado.

Según Infantino, el Consejo de la FIFA quedó impresionado con la capacidad operativa de la diplomática y su habilidad para trabajar en entornos multiculturales. La nueva secretaria general habla francés, su idioma materno, inglés, español e italiano.

"Es esencial para el fútbol poder incorporar nuevas perspectivas desde afuera de los tradicionales espacios ejecutivos del fútbol mientras seguimos reconstruyendo nuestra organización. Nadie simboliza más que Fatma lo que necesitamos", indicó el suizo Infantino, que venía demorando la designación de un secretario general desde su elección el 26 de febrero.

Samoura comenzó su carrera en la ONU en 1995 trabajando en Roma para el Programa Mundial de Alimentos. Además, trabajó como coordinadora de la ONU en seis países, Yibuti, Camerún, Chad, Guinea, Madagascar y Nigeria, y realizó tareas de ayuda en Kosovo, Afganistán y Sierra Leona. En su actual trabajo en Nigeria, Samoura cumple importantes funciones y coordina la actividad de unas 2.000 personas en uno de los países más convulsionados de África. Previo a incorporarse a la

ONU, trabajó ocho años en el sector privado en una empresa agroquímica de Senegal.

Asimismo, estudió en la Universidad de Lyon, donde hizo una maestría en inglés y español, y luego realizó un posgrado en Relaciones Internacionales en Estrasburgo.

Más allá de la nominación de Samoura, el Congreso de Ciudad de México tuvo como novedad la aprobación en forma unánime el plan financiero de la FIFA para el período 2015-2018, en el que se espera un superávit de 90 millones de dólares. Pese a los números positivos, la cifra es 122 millones menor de lo inicialmente previsto. Esa pérdida es la suma de todo el dinero que la FIFA debió invertir en abogados más la cantidad perdida en patrocinadores debido a los escándalos de corrupción.

Además, el Congreso autorizó el pago de unos cinco millones de dólares a cada una de las 209 federaciones miembro, una de las promesas de campaña de Infantino. La cifra supone un aumento del 200 por ciento en comparación con el monto del año pasado e implica un costo de unos 1180 millones de dólares para las reservas de la FIFA.

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