Vie 05.08.2016

16:23  › CON RUIDO EN TODAS LAS ESQUINAS SE REALIZO UNA PROTESTA MASIVA CONTRA EL AUMENTO DE LAS TARIFAS

Un reclamo multitudinario para entrar en calor

Con panderetas o cacerolas los vecinos se manifestaron contra el Gobierno. Y reclamaron a la Corte Suprema por las tarifas.

“Me muero de frío, apenas si prendo el televisor, pero igual las boletas no me bajan de 500 pesos”, se quejó María, jubilada, mientras agitaba una pandereta en Acoyte y Rivadavia, una de las 50 esquinas porteñas donde anoche sonó el “ruidazo” -el segundo en menos de un mes- en rechazo al tarifazo en los servicios. “Si el Presidente pide tan suelto de cuerpo que no prendamos la estufa, entonces que reparta frazadas”, propuso en broma Liliana, también jubilada y de Caballito, barrio con tradición de piquete y cacerola. Como muchos otros manifestantes con los que dialogó Página/12, ambas sufrieron aumentos de más del 400 por ciento en los servicios públicos. La consigna que recorrió cada punto de encuentro establecido vía redes sociales, la Plaza de Mayo, el Obelisco y varios barrios del conurbano fue, con variaciones, una sola: “Macri, pará la mano”.

“No son sólo las tarifas. Tenemos un sistema judicial cooptado, al punto que los porteños dependimos de un juez de La Plata y de otro de San Martín para sentir este alivio”, apuntó Judith, contadora de 55 años, en relación a los fallos que frenaron los aumentos en el gas, primero, y en la luz, después. Judith levantaba un cartel con la consigna “No a los cortes, Sí a la Corte”, reclamándole al máximo tribunal “que defina en favor de la gente”. Ella vive en un departamento sobre la calle Aranguren, muchas de cuyas manzanas sufrieron cortes de luz las últimas semanas y ya fue rebautizada, contó, con referencias al ministro de Energía: en los carteles señaladores se le agregó “renunciá” o se lo reemplazó por “Shell”.

El festival de carteles en el corazón de Caballito era otra muestra de ingenio popular. “Macri, careta, pagame la boleta”, pedía uno; “ciudadano arrepentido”, confesaba otro; “Menem privatiza, Metrogás coloca su gerente en el Ente regulador y Macri le regala el tarifazo. Todos la misma M”, se explayaba otro.

En el Obelisco, hubo quienes ironizaron con las frases esbozadas por los funcionarios de Cambiemos para justificar el ajuste: “No hay luz al final del túnel... porque no se puede pagar”; “¿Cuándo llega el segundo semestre?”.

“Esta se pasea por todos lados desde diciembre”, describió Juan José, desocupado de 56 años, la enorme bandera argentina que hizo flamear entre la multitud que lo rodeaba sobre la calzada de Avenida Rivadavia. “Estuvo en el Congreso contra los Buitres, el 24 de marzo y en marcha de los sindicatos”, dijo. Como él, muchos de los manifestantes, mas allá de las tarifas, salieron a mostrar su descontento general con el Gobierno. “Lo peor es que cada día perdemos un nuevo derecho y se fortalecen los monopolios”, sentenció Mónica, de 65 años.

Metódico, Juan José calculó en porcentajes los aumentos que padeció: “700 por ciento en gas, 750 por ciento en la luz, y 330 por ciento en agua”, contó. “Lo peor es que tienen la tozudez de insistir con el tarifazo cuando todo el pueblo le dice que no se puede pagar”, agregó. Leonor, integrante de la agrupación Comerciantes contra el Tarifazo, surgida al calor del ajuste, relató que en su local de ropa, que atiende ella misma junto a una sola empleada, pasó de pagar 680 pesos bimestrales de luz a 1200 mensuales. “Pagué todo. A mí no me queda otra. A la vez, bajaron tanto las ventas que por mes entra al negocio la misma cantidad de plata que hace tres años”, agregó.

Casi no hubo banderas políticas, salvo de la izquierda, que se mezclaron entre los manifestantes. Unos cincuenta militantes del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras de la UBA, presidido por el PTS, llegó a la esquina de Rivadavia y Acoyte al canto de “Yo no tengo cuenta en Panamá” y exigiendo el boleto estudiantil para los universitarios. “Hay que convocar a una gran marcha contra el ajuste del Gobierno y exigirle a la burocracia sindical que llame a un paro nacional”, le dijo a este diario Brenda, presidenta del CEFyL, mientras repartía volantes y coordinaba la sesión de selfies que los vecinos se sacaron con los estudiantes y sus carteles.

En San Juan y Boedo, esquina murguera, a las cacerolas se le sumaron bombos y platillos y se cantó contra la orden de detención sobre Hebe de Bonafini. Lidia y Alberto, jubilados, vecinos de Boedo desde hace 40 años, le apuntaron a la insistencia de usar abrigo del Presidente. “Yo diría que no entiende a la gente pobre”, dijo Lidia. Ambos tramitaron la tarifa social, que consiguieron en Edesur mientras esperan que el trámite concluya en las oficinas de Metrogas. Mientras tanto, les llegó una boleta de 600 pesos. “Obviamente no la pagamos”, dijeron. También opinaron sobre la decisión que tomará la Corte Suprema: “Desde que (Ricardo) Lorenzetti se reunió con Macri, desconfío. Todos los jueces están comprados por el Gobierno”, apuntó Alberto. Cerca suyo, Gabriela, ama de casa, dijo haber pagado más de mil pesos de gas, y se mostraba escéptica sobre el freno de las subas. “No se va a frenar, pero igual salimos a la calle, porque se está destruyendo todo lo que conseguimos en estos años”, afirmó. Sostenía un cartel que rezaba: “El tarifazo no es un error, es un proyecto político”.

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