El tandilense cerró con un ace una actuación que jamás olvidará, por el nivel en el que jugó, similar a su mejor versión en los juegos de Río y en el Abierto de Estados Unidos, y porque enfrente estaba Murray, segundo en el ranking con mejor actualidad que el serbio.

Poco le importó al argentino que del otro lado de la red estuviese el actual campeón de Wimbledon y de los Juegos Olímpicos, y el emblema del equipo que defiende el título en su casa.

La responsabilidad ahora está en el bahiense Guido Pella, que intentará ganarle a Kyle Edmund para darle aún más valor al triunfo de Del Potro y a la audaz decisión del capitán Daniel Orsanic, que apostó por enfrentar al tandilense con la figura local.

El partido entre Del Potro y Murray fue una batalla de principio a fin, y con el correr de las horas ambos debieron lidiar con el desgaste físico. El primer set comenzó muy cuesta arriba para el argentino, ya que Murray quebró su saque en el segundo game y sacó 2-0, pero Del Potro se recuperó muy rápido, emparejó las acciones y finalmente inclinó la balanza a su favor con un quiebre en el séptimo, para luego cerrar el parcial por 6-4.

El británico logró torcer la historia y festejó en el segundo y el tercer set. En el segundo le alcanzó con un quiebre en el duodécimo juego, mientras que en el tercero necesitó del tie break para tomar ventaja.

Lejos de resignarse, Del Potro siguió a gran nivel y, a fuerza de derechas y saques ganadores, forzó un quinto y decisivo set tras quedarse con el cuarto por 6-3.

En la definición los dos dieron lo que les quedaba y le regalaron un tenis de altísimo vuelo a los ocho mil hinchas que colmaron el Emirates Arena. Del Potro buscó la victoria y, como casi siempre, la encontró con tiros espectaculares y un temple de acero en los momentos importantes.

Se quedó con el saque de Murray en el séptimo game, dejó pasar un punto para partido en el noveno y finalmente lo cerró con su saque y un potente ace en el décimo.

El triunfo de Del Potro es un reflejo de su presente después de su inesperado regreso con gloria a los primeros planos del tenis mundial, en los Juegos de Río.