00:00 › CON UN EMOTIVO ACTO EN LA CAVA DE MADARIAGA FINALIZó LA CARAVANA POR CABEZAS
Diez años después, el pedido de justicia por el asesinato de José Luis Cabezas volvió a escucharse hoy en todo el país, a través de distintas marchas que tuvieron en común el rechazo a la libertad de los condenados y la exigencia a la Suprema Corte bonaerense para que vuelva a encarcelarlos.
"Yo le pido a los jueces que firmen, de una vez, porque están temblando los huesos de mi hijo. Lo que le han hecho a José Luis es terrible. Y lo que se dijo acá en Dolores (en el juicio) es lo que pasó", dijo Norma Cabezas, frente a la cava de General Madariaga, donde lo fusilaron.
La madre del fotógrafo pidió a los jueces que "de una vez firmen; nos dicen que lo van a hacer pero nos engrupen a mí y a mi marido como a dos viejos estúpidos".
"¿Por qué ellos no son como la gente de mi país que llora conmigo; no tienen hijos, hermanos, nietos.... No les mataron un hijo?", agregó al cerrar el homenaje central que se hizo en el lugar en que mataron al fotógrafo de la revista Noticias, en la madrugada del 25 de enero del 1997.
Las palabras de Norma Cabezas cerraron la caravana de cuatro micros y una decena de vehículos, que se había iniciado a las 9,30 en el Congreso nacional, desde donde periodistas, fotógrafos y familiares de víctimas de casos impunes partieron a la Costa para acompañar a la madre y la hermana de José Luis en este aniversario.
Hubo una parada en Chascomús donde se hizo un homenaje, pero el acto central se concretó sobre las 19, en la cava, donde el cura Pablo, de General Madrigal, hizo un responso en memoria del fotógrafo, en el que pidió a Dios "que abra los caminos de la verdad y la justicia para nosotros y la patria".
"Por más que hubo juicio y sentencia, sabemos muy bien de lo que ha pasado, de las libertades, que no hay arrepentimiento... Por todos nosotros y por la patria, para que podamos resucitar frente a este hecho que hace 10 años nos enlutó", dijo el cura.
Con la lectura de adhesiones, que incluyeron la del presidente Néstor Kirchner y su vice, Daniel Scioli, el acto incluyó las palabras del intendente de General Madariaga y de los responsables de las asociaciones UTPBA y AGRA.
Gabriel Micchi, el periodista que acompañaba a José Luis Cabezas en la cobertura de aquella temporada, fue el protagonista del discurso más encendido.
"Quiero decirle a los jueces que no sólo no nos olvidamos de José Luis, ni de la lucha de su familia, ni del acompañamiento de la sociedad. Tampoco nos olvidamos del poder mafioso de Alfredo Yabrán que mandó a matar a José Luis Cabezas, que su custodio Gregorio Ríos está en su casa y que el Tribunal de Casación dio un fallo vergonzoso diciendo que esto había sido un delito menor", denunció.
Micchi también recordó que "el ex presidente Carlos Menem intentó despegar a Alfredo Yabrán en todo momento" y que sus funcionarios fueron a Dolores a respaldar pistas falsas.
"Y de lo que no nos vamos a olvidar jamás es de José Luis Cabezas", añadió y la madre del fotógrafo estalló en llantos y lo abrazó.
Gladys Cabezas, hermana del fotógrafo, convocó a "no movernos por el odio y la bronca" y ante los periodistas admitió que nunca creyó que, después de un juicio oral condenatorio, tuvieran que estar nuevamente allí pidiendo justicia.
"Hoy no tendríamos que estar acá, sino haciendo una misa... Ellos (los condenados) están gozando de un beneficio que les corresponde. Acá los culpable son los jueces", añadió.
Es que al cumplirse una década del crimen y con una condena que, en el 2000, determinó que hubo un plan "determinado y frío" para asesinar a Cabezas, solo están presos dos de los nueve sentenciados a penas gravísimas, la mayoría de perpetuidad.
Ellos son el ex policía Gustavo Prellezo y el ex jefe de la comisaría de Pinamar, Alberto "La Liebre" Gómez, mientras los "horneros" (ejecutores del homicidio) salieron de a poco; luego lo hicieron los otros agentes policiales Sergio Camaratta y Aníbal Luna; y el pasado 8 de noviembre fue beneficiado con la prisión domiciliaria Gregorio Ríos, el ex custodio de Alfredo Yabrán que habría "instigado" el crimen.
Estas libertades fueron consecuencia de un fallo del Tribunal de Casación Penal bonaerense que redujo las condenas dictadas en el juicio y abrió la puerta a los detenidos, a través de las excarcelaciones por el tiempo pasado en prisión.
La Suprema Corte de Justicia revisa ahora esa sentencia, pero -aun revocando al máximo tribunal penal bonaerense- a los imputados aún les quedaría el recurso de la Corte Suprema de la Nación.
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