00:00 › CASO "MASACRE DE POMPEYA"
El juicio a Fernando Carrera, acusado por los delitos de robo con armas retirado, homicidio agravado reiterado, lesiones agravadas, resistencia a la autoridad, daño y portación ilegítima de arma de guerra en el caso que se dio a conocer con el nombre de “La masacre de Pompeya”, tuvo ayer su segunda audiencia.
El abogado defensor, Federico Ravina en conversación con Página/12, dio algunos detalles acerca cómo se desarrolla hasta el momento el juicio, que a su entender está dando claras pautas sobre “la impunidad con la que se movió la Comisaría N° 34 para ocultar su responsabilidad en los 3 fallecimientos y numerosos lesionados, tratando de asesinar a Fernando Carrera para imputarle delitos (armado de causa) y sobreseerlo por muerte sin investigación previa de ningún tipo”.
El procesamiento y requerimiento de elevación a juicio se fundaba en que Fernando Carrera nunca había perdido el conocimiento, con una pericia balística que indicaba que los disparos se habían efectuado desde el interior del automóvil de Carrera y con una pericia vial que decía que su auto iba a una velocidad mayor a los 60 Km por hora.
Asimismo, si bien los damnificados de los robos de los que se acusa a Carrera no lo habían reconocido en rueda, existía una prueba fuerte contra Fernando Carrera, que consistía en afirmar que al perpetrar el segundo robo, uno de los delincuentes, tenía una gorra puesta que luego fuera secuestrada en el vehículo del acusado.
Además, el testimonio del chofer del colectivo que presenció el primer robo no podía reconocer a ninguno de los delincuentes, pero sí al Peugeot 205 blanco como el automóvil en que viajaban los delincuentes que robaron a sus pasajeros.
En el primer día de declaración, los peritos médicos dieron a entender que las conclusiones que estaban en el expediente no eran tan categóricas, ya que Carrera podía haber perdido el conocimiento.
Luego, tocó el turno de los peritos balísticos. Uno de ellos declaró que el informe del expediente en el que decía que los disparos habían salido desde adentro del auto de Carrera, no estaba bien, ya que dichos disparos también podían haber sido de afuera, atravesar el vehículo para salir por la ventanilla trasera.
El segundo día de audiencia, se tomó declaración a los damnificados por los robos. Uno de ellos declaró que no le habían mostrado las gorras en ningún momento de la instrucción, mientras que el acta que hay en el expediente dice lo contrario.
Luego, cuando se le solicitó al Presidente del Tribunal que se las exhiba, el mismo manifiesta que nunca llegaron al Tribunal y que tampoco están en el Juzgado de Instrucción. Además, la Comisaría respondió, en un llamado telefónico, que las gorras no se encontraban allí y que podían haberse perdido con una inundación.
Por último, prestó declaración del chofer de colectivo quien, para sorpresa todos los allí presentes, sostuvo que el vehículo que había perpetrado el robo era un Citroen color crema. Cuando se le informó que existía una declaración donde reconocía el automóvil de Fernando Carrera (Peugeot 205 blanco), que le habían mostrado en la comisaría, declaró que nunca le mostraron ningún auto y que no había leído la declaración policial antes de firmarla.
El abogado defensor sostiene que la importancia de este caso radica, además de que el acusado injustamente recupere su libertad, en que es un medio para dar a conocer la impunidad con que se mueve la Comisaría involucrada en el armado de causas y gatillo fácil. Así como también, lograr que se establezca un estricto control sobre el accionar policial.
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