Mar 12.06.2007

00:00  › CONDENARON A LOS ACUSADOS DEL SECUESTRO DEL PADRE DE "CORCHO" RODRíGUEZ

Quince años de sombra

Sergio Leiva, alias "El Negro Sombra", y Horacio "Lala" López fueron condenados hoy a 15 años de prisión por el secuestro del padre del empresario Jorge "Corcho" Rodríguez, quien fue liberado por la Policía en febrero de 2004 tras permanecer 43 días cautivo.

El fallo fue dictado por el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín, que halló a Leiva y López coautores del delito de secuestro extorsivo agravado en perjuicio de Ernesto Rodríguez, de 74 años.

En tanto, Walter Silva fue condenado a 13 años y seis meses de cárcel como coautor del secuestro y Daniel Fabra Señorans a 8 años como partícipe secundario del hecho.

Los jueces del tribunal -Marta Villoc, Lucila Larrandart y Enrique Manson- dará a conocer los fundamentos del fallo el martes de la semana próxima.

Leiva no tendrá tiempo ni siquiera de lamentarse por la sentencia ya que desde mañana comenzará a ser juzgado por otro secuestro: el de Francisco Hanner, un adolescente que permaneció 27 días cautivo. El juicio estará a cargo del mismo tribunal.

Las penas fueron inferiores a las solicitadas por el fiscal Marcelo García Berro, quien había pedido 17 años para López, 15 para Silva y Leiva y 12 años y medio para Fabra Señorans.

Antes de conocer el fallo Leiva y López hablaron ante el tribunal y se declararon inocentes.

"Sigo creyendo que no tengo nada que ver", dijo Leiva, mientras que López sostuvo: "No tengo nada que ver con los hechos. Sigo creyendo en la Justicia y en que me equivoqué en no haber trabajado para la Policía".

El abogado de Leiva, José Vera, anunció que apelará el fallo por haberse tomado como válida una pericia comparativa de voz hecha por la Gendarmería, pese a que presentó tres constancias de la Corte de Estados Unidos, de la provincia de Buenos Aires y de la Guardia Civil Española sobre que esos estudios carecen de rigor científico.

La pericia es sobre una grabación en la que se identifica como la de Leiva a una voz en dos de los llamados extorsivos recibidos por "Corcho" Rodríguez para reclamarle el pago de rescate para liberar a su padre.

Al leer el veredicto, el tribunal no hizo mención a las presuntas irregularidades denunciadas por las defensas sobre la actuación del fiscal Jorge Sica, que instruyó la investigación.

En ese sentido, tras conocer el fallo, al defensor oficial se le escuchó decir "¿Cómo? ¿Y Sica?".

Una de las presuntas anomalías, según Vera, está vinculada a la declaración de un remisero que incriminó a Leiva y luego se desdijo y manifestó que el fiscal lo presionó. Además, Vera sostuvo que esa declaración fue hecha bajo identidad reservada.

Leiva, López y Silva fueron condenados por participar activamente del secuestro y Fabra Señorans por cuidar y alimentar a Rodríguez en una casa de San Andrés de Giles.

Los jueces consideraron un agravante del secuestro el ser cometido por varias personas y la edad del padre de "Corcho" Rodríguez, que al ser secuestrado tenía 74 años.

Rodríguez fue secuestrado el 23 de diciembre de 2003 por una banda armada que lo interceptó cuando circulaba con su esposa en un Volkswagen Gol por la ciudad de General Rodríguez.

Poco después se comunicaron con el hijo y le pidieron 300.000 dólares de rescate. Llevaron a Ernesto Rodríguez hasta la casa de San Andrés de Giles donde lo tuvieron encadenado y vendado.

Tras 43 días de cautiverio, el 4 de febrero de 2004 el Grupo Halcón irrumpió en la vivienda y rescató a Rodríguez sin que se pagara rescate. Allí hubo un enfrentamiento en el que murieron otros dos presuntos captores: Jorge Luis "El Jeta" Medina y Juan José "El Potro" Villegas.

En el lugar se detuvo a López, Silva y Fabra Señorans, no así a Leiva, quien había sido arrestado días antes, el 21 de enero, cuando lo sorprendieron mientras circulaba en un remís con un documento de identidad falso en la localidad de Vicente López.

En abril pasado Leiva y López fueron condenados a 23 años de cárcel por el secuestro de Mirta Fernández, una mujer a la que violaron y le amputaron un dedo que enviaron a su padre para presionar por el rescate. Estas penas tendrán que ser unificadas con otras condenas.

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