Los tantos xeneizes fueron convertidos por Juan Román Riquelme en el segundo tiempo, Martín Palermo marró un tiro penal y justo en el Día de la Bandera en Argentina su equipo más popular consiguió un éxito que lo representa gallardamente como país.

Boca no sufrió apremios durante el primer tiempo, porque se afirmó bien en el fondo, controló los tiempos del partido en el medio con la batuta de Juan Román Riquelme y la prodigalidad de Ever banega y Pablo Ledesma, y hasta tuvo tiempo de fabricarse alguna oportunidad en los alrededores del arquero argentino Sebastián Saja.

Gremio lució como un equipo monocorde en su accionar, sin claridad para perforar la última línea visitante pese a la saludable intención de buscarlo por los costados.

Pero ni las subidas de Lucio ni los regates de Carlos Eduardo eran productivos para las necesidades de los 'gaúchos', que nunca lograron inquietar seriamente a Mauricio Caranta en ese período inicial, salvo un remate forzado de Diego Souza a los 41 minutos que rebotó en el travesaño.

El volante pretendió lanzar un centro forzado por la marca de Claudio Morel Rodríguez, pero la parábola que hizo el balón estuvo cerca de colarse por encima de la volada del arquero cordobés.

Esta acción fue la única de riesgo frente a los arcos digna de mención, ya que después los dos guardavallas transitaron por esos 45 minutos sin demasiados aprenios.

Como habrá sido el contralor psicológico y futbolístico que tuvo Boca en ese período inicial, que en el final de la etapa los aproximadamente 2.500 hinchas de Boca prevalecían en sus cánticos por encima de los más de 50.000 brasileños.

Y en el arranque del segundo período ya los locales tenían dos nuevos jugadores en cancha, porque salieron Teco y Tcheco para que ingresaran el ex Boca Rolando Schiavi (esta variante se produjo por lesión a los 35 minutos del primer período) y el experimentado Amoroso.

Pero ninguna de estas modificaciones varió sustancialmente el panorama anterior, porque Schiavi siguió controlando a Martín Palermo tan bien como lo había hecho su reemplazado y Amoroso fue tan ineficaz como el segundo delantero que tuvieron en el arranque los dueños de casa.

En cambio, donde sí pesó más el 'Flaco' Schiavi fue en el área de enfrente, ya que a los cinco minutos estuvo a punto de abrir el marcador con un cabezazo que rebotó en el palo derecho del arco boquense.

No obstante, situaciones como esta se inscribieron dentro de un contexto de impotencia generalizada que exhibía el conjunto tricolor, que parecía inhibido no solamente en el juego sino en la mentalidad que hacía falta para dar vuelta un marcador tan abultado como el 0-3 de la ida.

De hecho esto hacía que a Boca no le hiciera demasiada falta la sapiente conducción de Riquelme, porque defenderse con la pelota no era un imperativo ante la solvente gestión de los cuatro hombres del fondo 'xeneize'.

Y allí radicaba la diferencia entre ambos, algo que en realidad dominó toda la serie: Gremio no tuvo un Riquelme, ni siquiera nadie parecido. Es más, distó mucho de representar la historia futbolística de su país, porque no se pareció en nada a un equipo brasileño que se precie.

Y entonces, cuando Román frotó la lámpara, a los 23 minutos, las ilusiones de los brasileños se troncharon definitivamente.

El retornado jugador del seleccionado argentino se despidió de Boca con un golazo (derechazo cruzado desde el borde derecho del área grande que se metio a media altura en el arco de Saja) y un título, fue el máximo anotador del equipo de la Ribera en esta Copa con siete tantos y le marcó el primer tanto en el estadio Olímpico Monumental a Gremio en este certamen.

Por eso el partido se consumió después entre los gritos eufóricos de fondo de los fieles hinchas de Boca y la resignación del público local, muy belicoso en las horas previas al partido y apesadumbrado después, al punto de abandonar en gran número el estadio antes del final del juego.

Y ni que hablar cuando apenas doce minutos después Rodrigo Palacio falló en la definición y Riquelme corrigió para señalar el segundo tanto.

Después todo fue un paseo de salud para Boca, que pudo repetir el resultado del cotejo de ida si Palermo no fallaba un tiro penal que le cometió a él mismo su ex compañero Schiavi. El 'Titán' nunca anotó en finales de Libertadores.

De esta manera Boca volvió a registrar una definición victoriosa en suelo brasileño, sumó su sexta Copa Libertadores, quedó a una de Independiente, pero volvió a ser el exclusivo Rey de Copas con 17 trofeos internacionales acumulados, uno más que el Milan, al que venció en la última final Intercontinental que jugó.

Y ahora, a fines del corriente año podrá repetir esa conquista, quizás ante ese mismo equipo, cuando se juegue en Japón la Copa de Clubes Campeones.

Síntesis del partido

Gremio: Sebastián Saja (6); Patricio (5), William (5), Teco (4) y Lucio (5); Lucas (5), Diego Gavilán (5), Diego Souza (5) y Tcheco (4); Tuta (6) y Carlos Eduardo (5). Director técnico: Luiz Antonio Venker "Mano" Menezes.

Boca Juniors: Mauricio Caranta (7); Hugo Ibarra (7), Daniel Díaz (8), Claudio Morel Rodríguez (8) y Clemente Rodríguez (7); Pablo Ledesma (7), Ever Banega (7) y Neri Cardozo (6); JUAN ROMAN RIQUELME (10); Rodrigo Palacio (7) y Martín Palermo (6). Director técnico: Miguel Angel Russo.

Goles en el segundo tiempo: 23m. y 35m. Riquelme (B).

Cambio en el primer tiempo: 35m. Schiavi (6) por Teco (G).

Cambios en el segundo tiempo: Al comenzar Amoroso (5) por Tcheco (G), 14m. Battaglia (6) por Cardozo (B), 25m. Ewerton por Tuta (G), 36m. Orteman por Banega (B) y 42m. Boselli por Palacio (B).

Incidencia: 39m. del segundo tiempo Palermo (B) erró un tiro penal.

Amonestados: Diego Souza, Lucio y Schiavi (G). Ledesma (B).

Estadio: Olímpico Monumental (Porto Alegre).

Arbitro: Oscar Ruiz (Colombia) (correcto).

Espectadores: 55.000.

Fuente: Télam