00:00 › PREOCUPACIóN BOLIVIANA POR DAñOS AMBIENTALES Y SOCIALES EN RíO MADERA
Brasil está dispuesto a dar informaciones para calmar las inquietudes de Bolivia sobre la construcción de dos represas hidroeléctricas en el limítrofe río Madera, pero en ningún caso aceptará suspender ese proyecto, afirmó el canciller brasileño Celso Amorim. El gobierno boliviano mostró su preocupación ante probables "pérdidas de vegetación, erosión de suelos, inundaciones, extinción de especies y aumento de enfermedades tropicales".
"Brasil tiene antiguos acuerdos de intercambio de informaciones sobre el uso de recursos naturales, pero no hay una condición suspensiva", dijo Amorim en una entrevista con el diario Valor, publicada este viernes.
"No vamos a dejar de hacer las cosas que son nuestro derecho", afirmó el ministro, quien "espera" que el asunto no se transforme en un nuevo foco de tensión entre los dos países, después de los provocados por la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos.
El canciller de Bolivia, David Choquehuanca, solicitó el miércoles a Amorim una reunión urgente para discutir la autorización ambiental otorgada en Brasil para la construcción de las represas de Santo Antonio (3.150 MW) y Jiraú (3.300 MW), esta última a 50 km de la frontera.
Amorim aún no decidió si agendará esa reunión o si transmitirá las explicaciones por otra vía.
Según Amorim, la carta de Choquehuanca, "a pesar de manifestar contrariedad, es amistosa".
La misiva expresa el temor de Bolivia de que las dos centrales provoquen "un sinfín de impactos", como "pérdida de vegetación, erosión de suelos, deslizamientos de tierras, inundaciones, extinción de especies acuáticas y aumento de enfermedades tropicales".
El ministro brasileño entiende que el gobierno del presidente Evo Morales trate el asunto con "connotaciones emocionales", dada la historia de expoliación de los recursos naturales de Bolivia, pero asegura que no hay motivos para la "contrariedad", pues Brasil comparte las mismas preocupaciones ambientales.
La licencia concedida el lunes por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama) impone 33 exigencias a los futuros constructores de las hidroeléctricas, entre ellas la adopción de programas de vigilancia de sedimentos, de reproducción de peces y del nivel de mercurio.
Fuente: AFP
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