00:00 › MYANMAR > CONTINúA LA VIOLENCIA Y REPRESIóN A LAS MANIFESTACIONES
Fuerzas de Myanmar mataron hoy a nueve personas, entre ellas un reportero gráfico japonés, en el segundo y más violento día de represión a las mayores protestas contra la Junta militar en 20 años, horas después de arrestar y apalear a cientos de monjes en redadas en varios monasterios.
En su noticiero central de la noche, el canal oficial de la ex Birmania dijo que 31 miembros de las fuerzas de seguridad también resultaron heridos en los disturbios, que llegaron en el décimo día seguido de protestas en la mayor ciudad del país, protagonizadas por miles de monjes budistas apoyados por civiles.
El gobierno dijo ayer que una sola persona había muerto en el primer día de represión de las protestas, pero disidentes y medios de prensa cifraron los muertos en al menos ocho. China, principal socio diplomático y comercial de Myanmar, emitió hoy su primer llamado a la Junta a mostrar moderación, mientras que Japón, el donante internacional número uno del empobrecido país, lamentó la muerte de un japonés y convocó al embajador birmano en Tokio para protestar por la represión.
Estados Unidos, Australia y otros países reiteraron también sus exhortaciones a la Junta a abrir un diálogo con los líderes de las manifestaciones pacíficas, luego de que soldados abrieran fuego a una multitud que volvió a salir a las calles en desafío a una prohibición de reuniones decretada esta semana por el régimen.
La organización internacional de defensa de la prensa, Reporteros Sin Fronteras, se manifestó "horrorizada" por la muerte del japonés Kenji Nagai, de 50 años, quien era enviado a Rangún de la agencia de videos y fotos nipona APF, con sede en Tokio, y se convirtió en la primera víctima extranjera de la represión.
Las actuales manifestaciones son el mayor desafío a la Junta de este aislado país del sudeste asiático desde un fallido levantamiento en 1988. En aquella ocasión, cuando el país todavía se llamaba Birmania, soldados mataron a unas 3.000 personas.
Las protestas, inicialmente civiles, comenzaron de modo tímido cuando el gobierno aumentó el precio de los combustibles, hace un mes. La entrada de los respetados monjes en escena dio bríos y un tinte crecientemente político a las manifestaciones, bautizadas ya "Revolución Azafrán", por el color de la túnica de los monjes.
Sin amedrentarse por la muerte de manifestantes ayer en el primer día de represión, una multitud estimada en 70.000 personas, entre monjes budistas y civiles, confrontaron otra vez a soldados y policías en torno a la pagoda budista de Sule, en el centro de Rangún, centro de las protestas de los últimos días. Luego de disparar tiros al aire que no lograron diseminar a la multitud, las tropas emitieron un ultimátum por altoparlantes en el que amenazaron con emprender "acciones extremas" si los manifestantes no se dispersaban en diez minutos.
La mayoría de las personas se retiró del lugar y los aproximadamente 100 manifestantes que resistieron fueron detenidos y arrojados dentro de camiones militares, informaron disidentes y testigos citados por las agencias DPA y Ansa.
Más temprano, en horas de la noche y madrugada, fuerzas de seguridad realizaron redadas en al menos tres monasterios del este de Rangún y apalearon y detuvieron a más de 100 monjes, según dijeron fuentes monásticas y de la oposición civil.
Un monje del monasterio de Ngwe Kyar Yan mostró grandes manchas de sangre que quedaron en el suelo de los dormitorios del monasterio y dijo que eran prueba de los golpes que recibieron los monjes en las redadas, al parecer destinadas a evitar una propagación de las protestas al resto de la clerecía budista.
En Tokio, el jefe de gabinete Nobutaka Machimura dijo que Japón elevará una protesta contra la Junta de Myanmar por la muerte del fotógrafo nipón, que se conoció horas después de que el gobierno japonés convocara al embajador birmano para quejarse por la represión de las manifestaciones.
"Protestamos enérgicamente ante el gobierno de Myanmar y exigimos una investigación (sobre la muerte). Exigimos a Myanmar que tome medidas apropiadas para garantizar la seguridad de los ciudadanos japoneses en ese país", dijo Machimura a la agencia de noticias japonesa Kyodo.
Ayer, China bloqueó una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU de condena a la represión en Myanmar por considerar que la situación no constituía una amenaza a la seguridad y estabilidad regional e internacional.
"Esperamos que Myanmar muestre moderación, permanezca en calma y no emprenda acciones que puedan complicar la situación", dijo hoy la vocero de la Cancillería china, Jiang Yu, en declaraciones en Pekín.
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