00:00 › ANTE FALTA DE PRUEBAS
Los dos hombres que habían sido detenidos el viernes pasado por el triple crimen de los policías, ocurrido el 19 de octubre en una dependencia del Ministerio de Seguridad bonaerense, fueron liberados hoy por un juez de Garantías de La Plata porque consideró que faltan pruebas.
Fuentes judiciales informaron que la medida fue dispuesta esta tarde por el juez César Melazo que consideró que faltan pruebas para que Leandro Colucci y Gabriel Mastrovita queden detenidos por el caso.
Los voceros judiciales allegados al juez de Garantías platenses señalaron que Melazo entendió que hubo "apresuramiento" de parte de la fiscal del caso, Leyla Aguilar, al pedir la detención formal de los dos sospechosos.
Colucci, de 27 años, empleado del Ministerio de Desarrollo Humano bonaerense, y Mastrovita, de 28, barrabrava de Estudiantes de La Plata y guardaespaldas de políticos, fueron aprehendidos la noche del viernes pasado por la policías en una serie de cinco allanamientos dispuestos por la fiscal Aguilar.
Ayer, los investigadores creían tener prácticamente acreditado que los dos sospechosos estuvieron presentes en la escena del crimen en base a las pruebas secuestradas en los procedimientos y a los resultados de los primeros peritajes que se realizaron en el auto de uno de ellos, donde se encontró sangre humana.
Esta mañana, mientras Melazo evaluaba ordenar la detención de Colucci y Mastrovita, el gobernador bonaerense, Felipe Solá, dijo que el caso está en vías de esclarecerse.
Respecto de si los homicidios de los policías fueron cometidos en el marco de una venganza pasional -la principal hipótesis que manejan los pesquisas-, el gobernador sostuvo que no descarta que "haya más de un móvil" detrás del triple crimen.
Los oficiales Alejandro Vatalaro y Ricardo Torres Barbosa y el sargento Pedro Díaz fueron asesinados a balazos y puñaladas la madrugada del 19 de octubre en un predio donde funciona una planta de transmisión del Ministerio de Seguridad bonaerense, situado en las afueras de La Plata.
De acuerdo a la hipótesis del crimen pasional, la fiscal Aguilar reunió elementos para sospechar que hasta ese lugar fueron Colucci y Mastrovita a bordo del Chevrolet Corsa blanco de la madre del primero, junto con al menos tres personas más.
Esos sospechosos serían un allegado a Colucci, un barrabrava de Cambaceres y empleado de la UOCRA y un ex policía.
Tras el crimen, se cree que Colucci escapó manejando una camioneta policial de los uniformados muertos, seguida del Corsa, conducida por Mastrovita.
En el camino, se cruzaron con un taxista con el que mantuvieron un altercado de tránsito y fue quien elaboró un identikit para dar con Colucci.
A medida que se comenzó a investigar la pista del crimen pasional, se determinó que este empleado mantuvo una relación afectiva de cerca de siete añs con una joven llamada Noelia, quien al parecer lo abandonó tras conocer al oficial Vatalaro.
Según las fuentes, cuando Colucci se enteró de esa relación empezó a amenazar a la joven, quien tras el asesinato de Vatalaro se animó a declarar junto a su madre ante la fiscal Aguilar.
Las mujeres relataron que Colucci la amenazaba a través de mensajes que le dejaba en su teléfono particular y también en el celular, inclusive cuando estaba en el velatorio de Vatalaro.
En el allanamiento a la casa de Colucci se encontró el Corsa descripto por el taxista y se detectó sangre en el teclado de luces, que había sido limpiada, en la alfombra del baúl y en el piso del asiento trasero, aunque resta determinar a quien pertenece es rastro.
Además, se hallaron un cartucho de escopeta con sangre, un par de zapatillas con manchas similares a las levantadas en la escena del crimen y un hierro con sangre y pelos.
En tanto, una de las principales sospechas contra Mastrovita es que tiene una herida de bala en su mano izquierda que, se cree, pudo haber sido disparado por uno de los policías cuando se defendieron del ataque.
Además, en el lugar donde se encontró sangre en el auto coincide con la de un hombre que manejó con la mano herida.
Sin embargo, la familia del acusado aseguró que el balazo es producto de un asalto que sufrió dos días después del asesinato de los efectivos y que es de una bala calibre 22 y no 9, como la que usan las fuerzas de seguridad.
En el allanamiento en la casa del barrabrava se hallaron también ropas que se comprobó que tuvieron sangre y fueron lavadas, así como cuchillos similares a los que se usaron para matar a los policías.
Fuente: Télam
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