00:00 › MILITARES QUE MARCHARON Y SE ATRINCHERARON EN HOTEL DE MANILA FUERON DETENIDOS
Filipinas se encontraba el jueves bajo toque de queda después de que el ejército impidiese una intentona golpista contra la presidenta, Gloria Arroyo, por parte de un grupo de militares rebeldes que fueron arrestados.
El gobierno instauró un toque de queda desde la medianoche hasta las 5 hora local de Manila y sus alrededores, informó el secretario de Interior, Ronaldo Puno.
"Dependiendo de la situación en términos de seguridad puede que no sea necesario imponerlo un segundo día, pero tendremos que esperar para verlo", afirmó.
La medida fue impuesta poco después de que el ejército detuviese a los 30 soldados rebeldes que se atrincheraron en el hotel Península de Manila para pedir la dimisión de Arroyo.
En un primer momento, los rebeldes ignoraron un ultimátum de rendición de las autoridades.
Sin embargo, horas más tarde, soldados y policías, con armas automáticas y granadas lacrimógenas, asaltaron el hotel.
Los sublevados se rindieron, siendo escoltados fuera del edificio con las manos sobre la cabeza.
Antes de que los rebeldes fuesen arrestados, su líder, el teniente de la Marina y senador Antonio Trillares, dio por terminada la sublevación para salvar así las vidas de los civiles presentes en el hotel.
"No podríamos vivir si algunos de ustedes resultasen heridos o muriesen en los tiroteos", afirmó con ojos llorosos Trillanes, que fue elegido senador en mayo.
Interrogado sobre las consecuencias de la rebelión, aseguró que "se enfrentará" a ellas.
Entre los amotinados figuran doce militares recién huidos del tribunal que debe juzgarles por un fallido golpe de Estado en 2003.
Antes de la rendición, cuando las fuerzas gubernamentales filipinas entraron en el edificio para sofocar la rebelión se oyó un fuerte tiroteo, explicó un reportero de la AFP en el lugar.
"No negociaremos. Somos suficientemente fuertes y decididos para resistir", había declarado Trillanes antes del asalto de las tropas gubernamentales.
Por su parte, el otro líder de la intentona golpista, el general de brigada Denilo Lim, había pedido la dimisión de Arroyo al tiempo que hacía un llamamiento a las fuerzas armadas a sumarse a ellos.
En su intentona golpista, los rebeldes se atrincheraron en el hotel después de haber destrozado su puerta principal y neutralizado a los guardias que lo vigilaban, asegurando que no harían daño a nadie.
"Pondremos todos los medios para detener de nuevo a los soldados prófugos y para juzgar a todos los implicados" en la sedición, replicó sin embargo el ministro de Defensa, Gilbert Teodoro.
"Todo esto es ilegal e irresponsable. Di la orden de detenerles", agregó.
El ex presidente Joseph Estrada, recientemente indultado por Arroyo tras ser condenado por corrupción, aseguró no tener nada que ver con los sublevados.
"No sé que quieren", dijo a la cadena de televisión ABS-CBN, puntualizando no haber tenido contacto alguno con Trillanes o Lim.
La operación parecía perfectamente orquestada y los rebeldes incluso disponían de una página en internet en la que invitaban a los filipinos a concentrarse en las inmediaciones del hotel. El ejército cortó inmediatamente las calles adyacentes.
En el mismo barrio del Península, unos 200 soldados tomaron en 2003 otro edificio para reclamar la dimisión de Arroyo sin lograr ganarse el apoyo del resto del ejército. Esa intentona se frustró en 24 horas.
Desde 1986, Filipinas ha conocido siete tentativas de golpe de Estado para deponer a gobiernos elegidos democráticamente. El ejército juega un papel esencial en el país desde el derrocamiento del dictador Ferdinand Marcos en 1986.
Fuente: AFP
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