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Durante una entrevista con una revista española, el máximo responsable de la última dictadura militar no solo dijo que recibió la colaboración de la Iglesia y el empresariado sino que justificó el golpe, la represión y se consideró víctima de “la venganza” de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner*.
Desde su celda en el penal de Campo de Mayo, Jorge Rafael Videla dio un largo reportaje a la revista española Cambio 16, a la que dijo que durante la dictadura tuvo “una relación excelente” con la Iglesia, que los empresarios “también colaboraron”, que días antes de tomar el poder Ricardo Balbín les preguntaba, ansioso, cuándo se iban a decidir, que los decretos de Italo Argentino Luder les habían dado “licencia para matar”, y que, a fin de cuentas, si hoy en la Argentina hay militares presos por los crímenes cometidos en aquellos años es porque el matrimonio Kirchner, por “un espíritu de absoluta revancha”, impulsó la reapertura de los juicios. Tras su reivindicación de la dictadura, Videla denunció que el problema que tiene hoy el país es que falta República: “Las instituciones están muertas, paralizadas, mucho peor que en la época de María Estela Martínez de Perón”.
El represor está desde octubre de 2008 en la Unidad 34 del Servicio Penitenciario Federal, la antigua cárcel militar ahora a cargo del Ministerio de Justicia y destinada a los procesados y condenados por crímenes de lesa humanidad. En aquella fecha, hace ya más de tres años, Videla perdió el beneficio de la prisión domiciliaria a raíz de un pedido que hizo un grupo de querellantes –Abuelas de Plaza de Mayo– en la causa por el plan sistemático de robo de bebés. Hasta entonces había logrado cumplir sus detenciones en dependencias militares o en su casa.
En la entrevista publicada por Cambio 16 se ocupó de remarcar que el golpe del 24 de marzo de 1976 tuvo apoyos civiles. “Había ‘vacío de poder, parálisis institucional y riesgo de una anarquía’, y frente a este estado de cosas el clamor ciudadano, con sus dirigentes a la cabeza, pidiendo la intervención de las Fuerzas Armadas”.
El dictador aseguró que mientras fue presidente de facto tuvo una buena relación con el empresariado y la Iglesia Católica. “Los empresarios colaboraron y cooperaron con nosotros. Nuestro ministro de Economía de entonces, Alfredo Martínez de Hoz, era un hombre conocido de la comunidad de empresarios de Argentina y había un buen entendimiento y contacto”, definió. En cuanto a la Iglesia, sostuvo que tuvo una relación “excelente, muy cordial, sincera y abierta”.
“No olvide que incluso teníamos a los capellanes castrenses asistiéndonos y nunca se rompió esta relación de colaboración y amistad. El presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal (Raúl) Primatesta, a quien yo había conocido tiempo atrás en Córdoba, tenía fama de progresista, o sea proclive a la izquierda de entonces, pero cuando ocupó su cargo y yo era presidente del país teníamos una relación impecable.”
De Perón a Balbín
A las figuras políticas de la época, Juan Domingo Perón y Ricardo Balbín, les dedicó frases mordaces. Así, definió a Isabelita como “una buena alumna de Perón, ya que desde el punto de vista ideológico se situaba en la extrema derecha del peronismo”. Y de Balbín repitió que fue uno de los que golpearon las puertas de los cuarteles.
En ese contexto, Videla agregó que el terrorismo de Estado no fue una decisión tomada por las Fuerzas Armadas a espaldas de la dirigencia política, sino que tuvo el aval tácito de los radicales y el apoyo explícito del peronismo en el poder, ya que –prosiguió– el entonces presidente provisional Italo Argentino Luder convocó a los jefes de las Fuerzas Armadas (él lo era del Ejército), les pidió un plan a seguir “frente a las acciones terroristas”, aprobó la más dura de sus propuestas y luego firmó el decretos para “aniquilarlas”.
“Los decretos de Luder nos dieron todo el poder y competencias para desarrollar nuestro trabajo e incluso excedían lo que habíamos pedido; Luder, prácticamente, nos había dado una licencia para matar, y se lo digo claramente. La realidad es que los decretos de octubre de 1975 nos dan esa licencia para matar que ya he dicho y casi no hubiera sido necesario dar el golpe de Estado. El golpe de Estado viene dado por otras razones que ya expliqué antes, como el desgobierno y la anarquía.”
El dictador sostuvo que él y otros represores están presos, entonces, por puro “espíritu de venganza” del kirchnerismo. “Alfonsín cumplió a su manera (...) Menem también, a su forma, cumplió con los indultos. Así llegamos al matrimonio Kirchner, que vuelve a retrotraer todo este asunto a la década de los setenta, y vienen a cobrarse lo que no pudieron cobrarse en esa década”.
“Lo hacen con un espíritu de absoluta revancha, con el complejo, y ésta es una opinión personal, y con el agravante de quien pudiendo hacerlo no lo hizo en su momento. Estos señores eran burócratas que repartían panfletos y no mataron ni una mosca entonces. Y eso les da vergüenza, claro, y quisieron exagerar la nota de persecusión para sacar patente de corso, de malos de una película en la que no estaban.”
La conclusión de Videla, que en un tramo de la entrevista blanqueó que él hubiera querido que “el Proceso dejara su descendencia”, es de antología. “Hoy la República está desaparecida”, declaró el dictador, porque “no tiene Justicia”. “Las instituciones están muertas, paralizadas, mucho peor que en la época de María Estela Martínez de Perón.”
*Nota publicada por Página/12 el 16 de febrero de 2012
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