"En la Argentina, somos cumplidores seriales de las normas del derecho internacional y también somos víctimas seriales de las normas no escritas de los grandes centros financieros, las calificadoras de riesgo y quienes especulan con la deuda de otros países", resaltó la jefa de Estado.

Cristina recordó que la deuda externa argentina llegó a representar el 160 por ciento del PBI del país y que desde la presidencia de Néstor Kirchner y la propia las dos reaperturas del canje permitieron restructurar la deuda con el 93 por ciento de los acreedores afectados y pagar "cada uno de los vencimientos" para reducir el impacto al 45 por ciento del PBI.

Además, la Presidenta señaló que sólo una porción inferior de los acreedores son los que "pretenden cobrar sumas millonarias" por fuera de los acuerdos alcanzados en 2005 y 2010 con el objetivo de obtener "un rendimiento en dólares del 1300 por ciento". "En la Argentina, y también en Estados Unidos, la ley de quiebras requiere que un 66 por ciento de los acreedores acepte un acuerdo de pago para que un juez obligue al resto a ingresar a la restructuración", reclamó.

"Me pregunto y le pregunto al secretario general de Naciones Unidas, dónde vamos a encontrar empresarios que se dediquen a generar empleos e invertir en producción si alguien compra bonos a precios de default y luego puede cobrar miles de millones", señaló la mandataria. Y agregó: "Este no es un problema de Argentina, es un problema de un mundo en crisis, donde se debate sobre restruccturaciones de deuda".

Por último, Cristina insistió en que la voluntad de pago del país debe ser reconocida "a menos que se quiera escarmentar a la Argentina por haber salido de la crisis, haber recuperado el empleo y haber pagado la deuda sin las recetas que se le querían imponer desde afuera" y solicitó la creación de normas globales que regulen la especulación financiera y la cuevas fiscales porque "se necesita una normativa global para una gobernanza global".